El ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas) nos anuncia un nuevo día y con ello la esperanza de que el futuro vaya a ser mejor que el pasado y el presente. Muchos europeos, que están acostumbrados a ver su ALBA de cada día en el este de su continente, piensan que esa ley natural ha de ser también política, es decir, los pueblos «descubiertos» en siglo XV en el «Nuevo Mundo» han de fijarse en el «Viejo Continente» si quieren encontrar las soluciones a sus problemas actuales.Sin embargo, la pobreza, el analfabetismo y el expolio de las riquezas naturales por ejemplo, fueron importados hace 500 años por los europeos, que vinieron a saquear el continente que llamaron «América». Si fuera por la única potencia mundial, EEUU, y el mayor bloque comercial del mundo, la Unión Europea, esta situación no variaría esencialmente.
El saqueo moderno viene disfrazado con siglas como ALCA o expresiones altisonantes como «colaboración estratégica». Esta última encarna el proyecto que la UE pretende realizar desde hace casi una década con los estados sudamericanos, miembros del Mercosur.
En Bruselas y algunas fábricas intelectuales europeas se sueña con un acuerdo de libre comercio que sería la expresión máxima de esta «colaboración estratégica». Si ella se hiciera realidad, las potencias europeas volverían a ocupar terreno en la economía y política de los países sudamericanos, cedido en los siglos XIX y XX a EEUU. Washington, a su vez, quiere hacerse con el inmenso mercado del sur y para ello creó el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA).
La zona comercial del ALCA comprendería los dos continentes y beneficiaría casi exclusivamente a la economía e industria estadounidenses. Tanto la UE como China sufrirían fuertes pérdidas, al igual que Canadá y Brasil.
Los proyectos de Washington y Bruselas, pese a que compiten entre ellos, tienen un denominador común: quieren implantar sus modelos neoliberales en su «patio trasero» y sus antiguas colonias, respectivamente. Ninguno de los dos tiene en consideración los intereses de los pueblos de América Latina.
En este contexto nació la Alternativa Bolivariana para las Américas. El nombre es programa y su abreviatura ALBA todo menos que una casualidad. El ALBA nació como la respuesta geopolítica de América Latina al ALCA. El choque fonético y semántico es deseado porque expresa claramente que el ALBA es una oposición radical al ALCA. Dado que los padres intelectuales de la Alternativa Bolivariana han sido los jefes de Estado de Cuba y Venezuela, Fidel Castro y Hugo Chávez, los comentaristas no han querido pensar que el ALBA podría convertirse en un modelo de integración sudamericana, capaz de concurrir con el ALCA y los proyectos de la UE.
En lo que va de año, Chávez ha demostrado que quiere hacer realidad la integración política de la «gran patria», ideada en su día por Simón Bolívar, basándose en proyectos industriales, tal y como lo hizo la Comunidad Europea hace más de medio siglo.
Recientemente Bolivia se sumó al eje del ALBA formado por Cuba y Venezuela. Acto seguido su presidente Evo Morales decretó la nacionalización de la industria petrolífera y de gas en su país. Con ello y las ofertas hechas a los inversores extranjeros, el boliviano aplica en parte la política que su homólogo bolivariano ya está ejecutando desde hace años. Esta sintonización es el primer paso hacia la formación del polo industrial y político sudamericano en un mundo multipolar.
En la actualidad Venezuela, Brasil, Argentina y Uruguay están planeando la construcción de un gigantesco gasoducto que debe de unir los cuatro países. Paralelamente se estudia la realización de un segundo gasoducto que pasa por Venezuela, Bolivia, Paraguay y Uruguay. Esta integración energética del ALBA se basa en acuerdos bilaterales firmados por la empresas estatales del sector. La venezolana PDVSA colabora con la cubana Cupet para reconstruir la vieja refinería de Cienfuegos. Los expertos de la brasilera Petrobras ayudan a los venezolanos a explorar los campos de gas y petróleo en la República bolivariana. Al mismo tiempo, Caracas ha creado la empresa Petrocaribe, cuyo objetivo es asegurar el suministro energético de los estados caribeños.
Estos últimos pagan el crudo con unos créditos muy favorables o a cambio de productos naturales o servicios. Chávez acordó recientemente la venta de diesel a Bolivia a cambio de soja. «Nosotros enviamos petróleo a Uruguay y ellos nos pagan con viviendas, con ciencia y tecnología. No es que estemos regalando el petróleo sino que nos hemos liberado de los mecanismos del capitalismo internacional», explicó en su programa de TV “Aló presidente”.
La creación del Banco del Sur es otro proyecto que surge del ALBA. La entidad debe financiar los dos gasoductos y librar a los países del continente del yugo del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Hay capital árabe para este proyecto y Chávez pensó en voz alta que podría destinar gran parte de sus reservas en divisas, valoradas en 28.000 millones de dólares, para ello.
Dentro del ALBA se ubica, asimismo, la creación de TeleSur. A la cadena multinacional, creada con capital venezolano, se ha adherido Bolivia junto con Cuba, Argentina y Brasil. «Nuestro Norte es el Sur» es el lema de la TV que quiere convertirse en una Al Jazeera latinoamericana. Su valor está en que ofrece una información distinta a la de los medios del norte.
Va a ser interesante cómo informará sobre la Cumbre de la UE con los países de América Latina y el Caribe, que se celebrará desde hoy hasta el sábado en Viena.
Según señalan las agencias de información, viajarán a Austria Hugo Chávez y Evo Morales, pero no Fidel Castro. Los dos mandatarios, asimismo, estarán presentes en la contracumbre donde seguramente recibirán más apoyo que en el encuentro oficial y en la cual participarán políticos de la nueva izquierda europea como el socialdemócrata Oskar Lafontaine. Quizás el alemán y sus correligionarios europeos también se dejan iluminar por el espíritu del ALBA. -