Ahora que los poderes del Estado amenazan con tirarlo todo por la borda, los gurús de la derechona periodística hispana se empeñan en explicar por qué hay que abortar la esperanza.Federico Abascal, en cuatro diarios españoles (“El Comercio”, de Gijón; “El Ideal”, de Granada; “La Voz”, de Cádiz, y “La verdad”, de Murcia), publicaba ayer un billete titulado «Otegi, la prueba del 9». Se trataba de aplaudir la demanda de más represión hecha la víspera por Rajoy y, además, de conferir a un eventual encarcelamiento de Otegi un valor extraordinario en el camino a no se sabe muy bien qué escenario.
Decía Abascal que «resulta difícil de asimilar por una sociedad democrática el descaro de una organización ilegalizada convocando actos públicos para exhibir ante la prensa a los seis personajes de su comisión negociadora, urgiendo el comienzo del diálogo político sobre el futuro del País Vasco».
Y apoyado en esa idea, Abascal sentencia que «si alguno de ellos (los dirigentes de Batasuna citados a declarar la próxima semana) entrara en la cárcel, el escenario se nublaría, obviamente, pero también abriría un auténtico proceso de verificación de las intenciones etarras». ¡Esta sí que es buena!
Y es que, dice el ínclito, que «si ETA rompiera el alto el fuego por el encarcelamiento de uno de sus portavoces políticos, condenado judicialmente de acuerdo con la más escrupulosa interpretación y aplicación de la ley, todas las expectativas acumuladas desde hace unos meses sobre el fin posible de la violencia etarra se volatilizarían. Y Otegi se convertiría, ya empieza a convertirse, en la prueba del 9 de la sinceridad del alto el fuego permanente».
La solución está en hacerle caso al señorito:«Mariano Rajoy invitaba ayer a imaginar el escenario de la acción de la Justicia contra Batasuna, escenario que sería el normal en un Estado de Derecho, al exigir al Gobierno una reacción jurídica inmediata contra la coalición ‘abertzale’. La irritación del líder ‘popular’ ante el ‘descaro’ ‘batasuno’ no sólo es comprensible, sino compartida por muchos españoles». Y éste, ¿con quién quiere hablar?
Y, para terminar, remata con una obviedad:«No está nada
claro el futuro ni siquiera el presente del llamado y no iniciado ‘proceso’
(...) lo que sí parece claro es el papel de Otegi en la verificación de la
consistencia del alto el fuego». Algunos no han entendido nada - msoroa@gara.net