Igualdad en el acceso a la salud
Los colectivos de mujeres de Ezkerraldea y Meatzaldea han vuelto a reclamar a Osakidetza una atención preventiva de ginecología. «Las mujeres tenemos saludables razones para protestar» fue el lema de esta acción realizada en el marco de la conmemoración, hoy, 28 de mayo, del Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, una jornada que, lejos del bombo y boato con que se afrontan los días que las administraciones públicas han proclamado o han hecho suyos, ha pasado como de puntillas para las instituciones implantadas en Euskal Herria, incluso para aquellas que tienen responsabilidad directa en la atención a reivindicaciones como las planteadas ayer en Bizkaia.
Hace casi dos décadas que se instituyó esta conmemoración, pero no puede decirse, ni mucho menos, que ello haya posibilitado un cambio en la situación de la salud de las mujeres en el mundo. Si en 1987 se calculaba que morían cerca de medio millón de mujeres al año por causas relacionadas con el embarazo, y se decidía incrementar los esfuerzos sanitarios del planeta en el análisis y atención a los problemas que las malas condiciones de vida generan a millones de mujeres en el mundo, hoy en día, donde imperan la pobreza y/o los conflictos bélicos, las mujeres siguen perdiendo la vida por problemas relacionados con su maternidad, a lo que hay que añadir la desastrosa incidencia que el sida ha tenido y tiene en las mujeres de los países más pobres, donde la esperanza de vida ha caído en picado, y la no menos grave situación que genera en miles de mujeres la persistencia de la violencia de género.
El derecho a la salud es universal y cuando éste no se respeta, son los colectivos más desfavorecidos quienes más directamente sufren las consecuencias. Tanto en los países pobres como en los ricos, existe un desequilibrio a la hora de abordar la salud de la ciudadanía; por falta de posibilidades materiales en unos casos, y en muchos otros por falta de voluntad, no se atienden las necesidades sanitarias que afectan de forma específica a las mujeres. Mientras tanto, en el mundo calificado como «desarrollado», las políticas neoliberales están impulsando un ahorro en políticas sanitarias que en muchas ocasiones es posible a costa del retroceso de derechos para las mujeres, que deben hacerse cargo del cuidado de las personas enfermas en el hogar. Una situación ante la que el acceso igualitario a la salud se presenta como única receta válida para hacer frente a la mala salud de la atención sanitaria a la mujer. -
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