Esto de las alergias, y más en determinadas épocas, es mal extendido y en alza y ya no hay quien se libre. Al que más y al que menos le producen estornudos, accesos asmáticos, picores o urticarias las gramíneas, los ácaros, el gluten, el látex, los gatos y hasta los melocotones. Ahí tienen a UPN-PP, a quienes les provocan reacciones alérgicas de carácter nervioso palabras como «paz, proceso, resolución o negociación». Ni estornudan ni se arrascan, les da por lo trágico («¡Navarra está en venta!!») y, sobre todo, por la rabieta colérica.

Así que justo después de que Batasuna presentara sus interlocutores y al tiempo que Sinn Féin y CNA instaban a los partidos políticos de Euskal Herria a formar una mesa y superar los muchos obstáculos de la negociación, Del Burgo, sintonizando y sincronizando con Grande-Marlaska, se alzaba denuncia en mano exigiendo a la Fiscalía que actúe contra la comisión negociadora.

De parapeto, la ley de partidos nacida, para vergüenza de tantos «demócratas» desde, por y a la medida del pacto PP-PSOE y la derecha española y validada por un poder judicial dependiente y sumiso. Y ya, todo sea dicho, abrigada por aquellos que corrieron a beneficiarse de la situación que les regalaba un lugar en las instituciones que de otro modo no hubieran tenido. La mera posibilidad de perderlo, por cierto, también provoca reacciones alérgicas como mostraba Aingeru Epaltza en un artículo publicado el día 16.

Ilegal, pero ilegal del todo, debería ser la postura de UPN-PP exigiendo que se actúe contra el proceso, que se paralice, que se rompa; reclamando obstáculos a la paz, proyectando, a fin de cuentas, una vuelta a la situación anterior, a la violencia y a los réditos que les proporciona, al conflicto y al dolor de todos. Produce escalofríos pensar todo lo que pueden estar dispuestos a hacer para conseguirlo. Y escalofríos mayores pensar que pueden llegar a conseguirlo.

¿Es cosa mía o tratan de ganar un tiempo que la lasitud del Gobierno de Zapatero les ofrece en bandeja? No es, por supuesto, cuestión de prisas, pero sí de iniciativa y determinación, y hasta el momento el peso lo carga la izquierda abertzale, y sin conocer tregua a la persecución, la criminalización, las detenciones, la tortura y las consecuencias de la dispersión. Y es que una cosa es la baldía y cómoda condena de la violencia y otra el trabajo real por la resolución del conflicto. O las fuerzas políticas de Euskal Herria se desperezan definitivamente, o la derecha española terminará encontrando remedio para sus picores. Y eso nos va a escocer a todos. -