Afectada
La neoyorkina de origen portorriqueño Doris Cales se reencontraba con el público del club apenas un año después de su última actuación. Desde entonces, la que fuera voz solista de la banda de Larry Martin, ha grabado su primer disco como líder: “Songs from my heart”. Un conjunto de standards y temas propios del que se nutrió el concierto al que asistimos.
Resultaron indudables las cualidades como cantante de Doris Cales: su voz poderosa, bien timbrada y de amplio registro, se hizo evidente a lo largo de todo el concierto. Y sin embargo, no pudimos evitar la molesta sensación de estar ante una intérprete que enfatiza demasiado sus profundas reflexiones (“Reflections” es precisamente el título de uno de sus temas). El resto de sus composiciones incurrían también en este “exceso“ de mensaje, que la vocalista, poseedora de un perfecto castellano, intentaba resumir en la presentación de cada tema. Anécdotas aparte, fue en la sección rítmica donde se apreciaron de forma evidente las limitaciones de este cuarteto. El contrabajo, de sonido un tanto anémico, y la aplicada pianista, mostraron una dependencia absoluta de la partitura. No parecían concebir la música sin el salvífico anclaje del papel pautado. Y no fue tanto una cuestión de conocerse o no los temas (algo disculpable en el caso del bajo, recientemente incorporado al grupo), como de disfrutar con la música y dejarse llevar por el instinto de la improvisación. Algo a lo que solo cedió ese joven, y sin embargo veterano batería, curtido en muy diferentes proyectos, que es Hasier Olega, siempre dispuesto a introducir algún redoble de cosecha propia y a gozar del momento.
Fue éste, por lo tanto, un concierto demasiado pautado, en el que el tono pretencioso de algunas canciones y las afectadas presentaciones de la vocalista, casaron mal con su voz agraciada y llena de posibilidades. -
Javier ASPIAZU
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