Un genio de pelicula
David Helfgott, el pianista cuya vida inspiró la película «Shine», actuará mañana en el Palacio Euskalduna. Su presencia en Bilbo ha levantado cierta expectación, pues sus seguidores saben que sus conciertos son todo un espectáculo. Ayer compareció ante la prensa y demostró ser un personaje de película. No habló, pero repartió abrazos.
Os aseguro que David es idéntico que el personaje de la película». Son palabras de Iñigo Momeñe, la persona que ha hecho posible que David Helfgott actúe en Bilbo. A su lado, Helfgott le abraza, ríe y parlotea continuamente frases ininteligibles, al igual que hace cuando da un concierto. Como un niño hiperactivo, el genial pianista es vigilado de cerca por su mujer, Gilliam, quien contesta por él a todas las preguntas. Porque Helfgott, con las facultades mentales visiblemente afectadas, es incapaz de sostener una conversación, a pesar de que un periódico vizcaino haya publicado a toda página una «entrevista» con él, poniendo en su boca las declaraciones de su mujer.
Es ella quien dice lo contentos que están de estar en esta ciudad y describe cómo es la vida con un genio. «Es apasionante y también exigente. No hay un día tranquilo con David, es sumamente activo. Pero es una persona que no conoce lo que es el odio o el resentimiento y para mí es un privilegio vivir a su lado». Gilliam añade que su marido es «amable, amoroso, adorable. El ama a todo el mundo, quiere establecer la mejor relación con todo aquel que conoce». De eso no dudan los periodistas que han acudido a la rueda de prensa ofrecida por el genio en el mismo Euskalduna. Helfgott se acerca y con gran entusiasmo reparte apretones de mano, abrazos y hasta besos en la boca. Luego se cuelga del brazo de Iñigo Momeñe, quien nos recuerda cómo comenzó su historia con el pianista. «Mi madre, gran aficionada a la música, solía decir que no quería morir sin ver tocar a David Helfgott. Un día vi que iba a actuar en Salzburgo y viajamos hasta allí. Durante el concierto, quedamos impresionados por esa mezcla de alma brutal y técnica extraordinaria. Después, fuimos a los camerinos, le conocimos y nos propusimos traerle a Bilbao». El sueño de Iñigo se cumplirá mañana, cuando David interprete en el Euskalduna una programa compuesto por obras de Granados, Manuel de Falla, Liszt y Rachmaninov.
David Helfgott nació en Melbourne, Australia, en 1947. Fue niño prodigio y con quince años se trasladó a Londres para estudiar en el Royal College of Music. Con 23 años, cayó gravemente enfermo. Un fuerte conflicto con su padre, producto de la tortuosa relación existente entre ambos, contribuyó a alterar su equilibro emocional, produciéndole agudas crisis nerviosas. Estuvo diez años en un túnel oscuro, con periódicos internamientos en sanatorios donde le prohibían acercarse al piano. Tras doce años sin tocar, emergió en 1980 ayudado por su actual mujer, retomó los estudios y comenzó a dar conciertos. «Cuando David se sienta ante un piano, no piensa en las notas. El siente la música, hay un poder, una fuerza que emerge de él. Por eso es único cuanto toca el piano», asegura Gilliam.
«shine»
Mucho se ha hablado sobre la veracidad que la película de Scott Hicks guarda con la historia de Helfgott. «’Shine’ está inspirada en su vida, no es un documental. Pero sí que refleja bastante lo que pasó, recoge al esencia de su existencia. Cuando él vio la película por primera vez rió y lloró. Nosotros estamos contentos con el resultado. Recibimos cantidad de correos de gente que ha sufrido algo parecido y se siente reconfortada por el resultado», insiste su mujer.
Gilliam desmiente los rumores que hablan de que la película trajo graves problemas a David con sus hermanos y asegura que el film cambió la vida del pianista a mejor. «Ahora David se siente alguien importante. La película le ha servido para compartir con otros el dolor, como mecanismo de alivio ante todo el sufrimiento y para saber cómo hacer frente al mundo que le rodea. Además, le ha traído un desahogo económico». -
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