La «eurofobia» se asienta en el Estado galo
PARIS
Un año después de rechazar el Tratado constitucional europeo, en el referéndum del 29 de mayo de 2005, el Estado francés sigue anclado en un profundo debate sobre el sentido y el futuro de la UE. La mitad de la clase política sigue denunciando el liberalismo de las políticas comunitarias y la «eurofobia» parece haberse asentado en el país.Entretanto, el nuevo primer ministro italiano, Romano Prodi, cree «casi imposible» aprobar el tratado rechazado por franceses y holandeses y considera que habrá que simplificar el texto y reflexionar sobre qué tipo de documento podrá conseguir el consenso de todos los europeos. Además, destacó que no hay que arriesgarse a un «segundo no» al Tratado porque Europa «necesita hacer progresos». El ex presidente francés y presidente de la Convención que redactó el Tratado constitucional, Valéry Giscard d'Estaing, se mostró muy crítico: «Francia perdió influencia (en la UE), perdió imagen, porque pareció un país incapaz de reflexionar sobre los avances del mundo moderno» y «averió Europa». Giscard estimó que el tropiezo de ese texto dejó a la UE en punto muerto. «Desde hace un año vemos una Europa que duda, sin estructuras, sin apoyo de la opinión pública», comentó en la radio Europe 1 el ex presidente galo. Una tesis que niega el actual ministro de Exteriores, Philippe Douste-Blazy. «Sería contraproducente hacer creer que Europa está averiada. Justamente todo lo contrario. Sigue avanzando día a día», respondió el ministro, quien sin embargo reconoció que «en el próximo año» no habrá nuevos proyectos sobre un posible tratado para Europa. El 29 de mayo de 2005, el 54,67% de los franceses rechazó el Tratado constitucional europeo, paralizando el proceso de ratificación del texto, que había sido aprobado en una decena de estados. Dos días después llegó el segundo varapalo, con el rechazo de Países Bajos.
El «no» ganó fuerza
El 98% de los franceses que dijeron «no» al Tratado constitucional volvería a hacerlo hoy, según un sondeo de “Libération”, a pesar de que su negativa no refundase la UE, como prometían los detractores del texto rechazado. En cambio, un 10% de quienes pidieron la ratificación del Tratado votando «sí» expresa su arrepentimiento, y hoy votaría «no». El texto sería rechazado hoy por mayor diferencia que hace un año. Por este motivo, la cúpula francesa ni se plantea volver a someter a referéndum el Tratado, tesis que defienden algunos estados.
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