Raimundo Fitero
Alarma
En Tele 5 hay un programa que tiene cierto dinamismo y se llama “El buscador de historias”. El domingo por la tarde hizo un trabajo de bajeza política inconmensurable al plantearse una multi conexión “con el miedo”. Creo que lo decían en mayúsculas. La razón era que en cuatro lugares de Catalunya, el Levante, Madrid y Andalucía cuatro personas hablaban del miedo que sentían en sus casas, fueran chalés unifamiliares o adosados. Las bandas violentas, las silenciosas, eso que al señor Rajoy, ahora guiñol de Acebes y Zaplana, le impele a solicitar más mano dura, nuevas leyes y a vincular la permisividad con los inmigrantes con estos actos de violencia llevada a cabo, al parecer, por ex militares de los países del oriente europeo.
Hacía tiempo que no veía un reportaje tan manipulado y sesgado. Era del estilo de los que propone “Aquí hay tomate” referido a asuntos del corazón o la entrepierna de los famosos, pero en esta ocasión, con ese estilo, hablando de la «alarma existente en toda España». Es decir, no se puede estar mejor coordinado con los mensajes de la caverna ultra que tanto se enseñorea por todas las esquinas. El programa de marras encadenaba esta alarma social, con otra alarma, la que se quiere considerar como “cultural”, y es el proceso de la gravedad de Rocío Jurado, una enfermedad vivida al minuto, que abre los noticiarios del domingo, incluso por delante de los miles de muertos por el seísmo indonesio y hasta, por el otro lado, del triunfo en Mónaco de Fernando Alonso.
Las imágenes de la destrucción se van solapando en la memoria. Nos cuesta bastante diferenciar entre un episodio u otro de la misma tragedia servida en escenas muy similares. Existe la acción de la naturaleza que cíclicamente quiere hacerse presente, pero a la vez las infraestructuras mínimas que se colapsan ante cualquier eventualidad. Es una continuidad del drama cotidiano convertido en tragedia excepcional. La pobreza es una forma de guerra fría convencional. A poco que la tierra se queje, el daño se acumula y el dolor nos llega reflejado en esas imágenes que parecen ser las mismas de la desesperación secular de los más pobres y necesitados. -
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