BILBO

La obra tiene un carácter de multiplicidad donde se integran recorridos y conceptos de algunas de sus exposiciones. Intenta crear espacios dentro del espacio, huyendo de los límites para ofrecer un camino abierto, lleno de sugerencias, e invita al visitante a ordenar y recomponer la obra. Esta autora muestra gran interés por el concepto de obra viva y abierta, una especie de “puzzle” que puede encajar de diferentes maneras, y es el espectador, a través de su mirada e interpretación, quien finalmente le otorga el sentido; deduce que si no hay mirada la obra no tiene vida. Entiende la vida ­el arte­ como un «ir» y un «venir», un movimiento constante, un fluir de pensamiento y sentir. Imágenes, luces y sombras, objetos, naturaleza, establecen un diálogo que busca el «hilo conductor» o la «trama» del relato: se puede entrar en la obra e intentar comprender cada una individualmente, o caminar de paso como quien mira un paisaje.