La presunta estafa filatélica de Forum y Afinsa ha conmocionado a la opinión pública por su impacto negativo en los ahorros de amplias capas populares.El hecho de que las referidas empresas tengan un carácter financiero, a pesar de que en términos estrictamente jurídicos sean sociedades de inversión colectiva, es lo que me anima a hacer un par de reflexiones sobre el Sistema Financiero en general.
Nacionalización de la Banca
Al menos hasta ayer, hoy ya ni se sabe dónde an- dan los partidos socialdemócratas, la izquierda tenía en su ideario la ne- cesidad de un control público efectivo (sin eufemismos, nacionalización) de los sectores básicos de la economía y concretamente del sector finan- ciero. Esta reivindicación estaba motivada por va-rias razones: a) de orden ideológico: los recursos generados por el ahorro debían revertir en el interés público de los ciuda-danos; b) de desarrollo: un desarrollo armónico no debe estar condicionado al albur, a los fallos de mercado, a la especulaciónŠ; c) técnicas: si la banca privada está estrechamente controlada por los ban- cos centrales por motivos de política monetaria, de gestión prudenteŠ ¿qué sentido tiene dejar en manos privadas la coloca- ción del dinero?; d) de eficacia: los funcionarios públicos convenientemen- te preparados estarían más capacitados que los «tiburones financieros» para canalizar el ahorro de manera óptima; e) de sentido común: si no se acepta la privatización de la banca como un hecho consumado, carece de sentido su gestión oligárquica.
Hoy las cosas han cambiado y en los partidos que se autodenominan de izquierda ha hecho mella la doctrina neoliberal. Lo que ayer era impensable (privatización de los sectores básicos y concretamente del sector financiero, reformas fiscales regresivas, disminución de la protección social y desmantelamiento progresivo del Estado de bienestar) hoy es moneda común en el comportamiento de la socialdemocracia europea. Hay que volver a las andadas. La nacionalización de la banca es una de las reivindicaciones populares más importantes.
Tipos de interés
Al parecer, el tipo de interés que las empresas filatélicas citadas ofrecían a sus clientes oscilaba en torno al 6%. Aproximadamente el doble del interés ofrecido por las cajas de ahorro y por la banca en depósitos a plazo. Esto me lleva a hacer un par de consideraciones: 1) ¿Es justo y ético premiar el ahorro? Yo creo que sí. Conviene recordar que el ahorrador pospone el consumo actual por un consumo futuro. Su «sacrificio» debe ser recompensado, lo que tiene consecuencias positivas tanto para el ahorrador como para la macroeconomía (para que el desarrollo sea equilibrado y evitar tensiones inflacionistas y problemas en la balanza de pagos, la cuantía de las inversiones y del ahorro deben ir a la par). 2) ¿Ha habido codicia en los inversores de las sociedades filatélicas citadas? Yo creo que no. Hay que tener en cuenta que la inflación del Estado español supera el 4%. Menos de dos puntos de diferencia no es codicia. Otra cosa es que quizá no hayan sido prudentes al invertir sus ahorros.
Pienso que para evitar situaciones dramáticas como la descrita, el Sistema Financiero debería ofrecer con carácter universal y obligatorio para remunerar el ahorro un tipo de interés del 0,5-1% superior a la inflación. El inversor de andar a pie no viviría con la angustia de la especulación y se aseguraría un tipo de interés real justo. En este caso el gestor sería el Banco Público y los institutos oficiales de crédito, lo que es infinitamente más ético, ya que los posibles beneficios que obtendrían en su cometido se utilizarían a favor de las capas populares.La situación actual es casi cómica. Unos señores privados gestionan nuestros ahorros, obtienen inmensos beneficios y ejercen un poder oligopolís- tico sobre la economía (y lo que no es la economía). Esto carece de sentido. Nacionalicemos la Banca y establezcamos un tipo de interés real acorde con la inflación. De ese mo- do no se producirían su- cesos tristes y dramáti- cos como el de Forum y Afinsa. Muerto el perro, muerta la rabia. -