Tirri Tarra graba con el Orfeón Donostiarra y Et Incarnatus «la banda sonora de su vida»
Tirri Tarra, fundada en 1973, fue siempre una fanfarre innovadora, pero, en 1999, cuando publicó el disco «Re+Fa», con composiciones de Sergio Zurutuza y sonoridad cercana al rock sinfónico, dejó claro que el tiempo de las kalejiras había quedado muy atrás. Por si a alguien le cupiera aún duda de ello, siete años después publican el disco «Argi beltz-Luz negra», en el que, de nuevo a partir de composiciones de Zurutuza, profundizan en la apuesta por el sinfonismo. En la grabación han participado el Orfeón Donostiarra y Et Incarnatus. El resultado es «un discazo, la banda sonora de nuestras vidas», aseguran.
DONOSTIA
Tirri Tarra animó durante décadas las fiestas de prácticamente todas las localidades de Euskal Herria y algunas, bastantes, del extranjero. Fue siempre una fanfarre eso sí, una fanfarre muy innovadora hasta que, en 1999, grabó “Re+Fa”, con composiciones de uno de sus miembros, Sergio Zurutuza, y una sonoridad que cabe identificar con el rock sinfónico. Aquel disco señaló la frontera entre la vieja y la nueva Tirri Tarra. Es ésta, la nueva, la que, profundizando en el camino iniciado con “Re+Fa”, presentó ayer en el Koldo Mitxelena “Argi beltz”, un disco en el que han trabajado durante los últimos seis años y para cuya grabación han contado con la colaboración del Orfeón Donostiarra y la orquesta de cuerda Et Incarnatus.La protagonista de “Argi beltz”, publicado por la discográfica madrileña Avispa, vuelve a ser la música de Sergio Zurutuza, que, en palabras de Joxerra Isasa y Mirian Nieto, componentes del grupo que ayer actuaron como portavoces, ha hecho de Tirri Tarra «una nueva voz sinfónica, moderna y contemporánea». Son sesenta minutos de música «intimista», según declaró el propio Zurutuza, «que habla de sentimientos, míos y de todos, de alegrías y tristezas. Todo está metido ahí y tamizado por mi filtro. Quizá es un poco pesimista añadió, pero, tal y como están las cosas, no veo otra manera de mirar». El compositor reconoció numerosas influencias, «empezando por Beethoven», pero citó expresamente a Mike Oldfield, a quien está dedicada una pieza del disco. Según relataron Isasa y Nieto, Zurutuza ya en 2000 tenía lista la música de “Argi beltz”, pero Tirri Tarra carecía aún de la «madurez» necesaria para interpretarla debidamente. En 2002 decidieron dejar de actuar y concentrarse exclusivamente en los ensayos. En 2003 comenzaron la grabación. El Orfeón y Et Incarnatus se sumaron desde el primer momento, pero, dado que al final en el proyecto han participado más de cien personas, el proceso se ha dilatado. «Por eso y, claro, porque ha merecido la pena, ‘Argi beltz’ ha terminado convirtiéndose en la banda sonora de nuestras vidas», indicó Nieto. El director del Orfeón, José Antonio Sáinz Alfaro, alabó la música de Zurutuza. «Llevamos 109 años interpretando a Mozart, Beethoven, Brahms... y ahora Zurutuza», bromeó. «Nuestros coralistas son jóvenes la media de edad es de 23 años y están acostumbrados a escuchar este tipo de música, pero es difícil creer que ésta en concreto esté hecha aquí», dijo. Alabó también la ilusión de Tirri Tarra. «Ha sido muy fácil colaborar con ellos, porque, si hay algo que les caracteriza, es la entrega. Nosotros estamos acostumbrados a entregarnos a tope, pero nuestra entrega, comparada con la de Tirri Tarra, nos ha parecido pequeña».
El día 11, en el Kursaal Tirri Tarra presentará el disco en directo a través de una gira por las cuatro capitales, en las que, como en la grabación, también participarán el Orfeón Donostiarra y Et Incarnatus. «En total, más de cien personas sobre el escenario», subrayó Isasa. La gira arrancará el 11 de junio en el auditorio del Kursaal, continuará el 18 de junio en Baluarte y concluirá en julio, el 22 en la explanada del Guggenheim y el 28 en la Plaza Nueva de Gasteiz.
Un grupo que paso de las kalejiras al sinfonismo
M.A.
DONOSTIA Joxerra Isasa explicó el porqué de la evolución hacia el sinfonismo de lo que en otro tiempo fue una fanfarre. «A lo largo de los años hemos tocado muchos palos, pero, teniendo la suerte de contar con un compositor como Sergio, capaz de dotar al grupo de una voz interna, su propia voz, nos parecía que no había otro camino. Su música nos pareció increíble, nos llenaba, y, sin mayores reflexiones sobre si era más o menos comercial, apostamos por ella», dijo. Son conscientes de que, al menos en Euskal Herria, el nombre de Tirri Tarra sigue identificándose con una fanfarre y que eso les puede perjudicar, pero han preferido mantenerlo. «Por un tema puramente comercial, nos dolía cambiar un nombre tan significativo en la vida de todos nosotros y de muchos más explicó al respecto Mirian Nieto. Además, nosotros somos el mismo grupo humano que hacía kalejiras. Ya no las hacemos, pero no renegamos de haberlas hecho, al revés, estamos orgullosos de ello». Beethoven, Zurutuza y las notas agudas
Beethoven, quizá en parte porque estaba sordo, tendía a poner notas muy agudas en sus partituras. Al respecto, José Antonio Sáinz Alfaro, con buen humor, afirmó ayer que, al menos en eso, Beethoven no le llegaba «ni al tobillo» a Zurutuza. «Hubo que negociar algunas notas, porque eran incantables, aunque quizá las cantara Sergio en la ducha», bromeó el director del Orfeón Donostiarra. «En mi cabeza sonaban todas», replicó sin dudar Sergio Zurutuza. -
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