Resurge medio año después el fantasma de la revuelta de las barriadas francesas
Las mismas barriadas de la periferia de París que fueron escenario del inicio de la revuelta el pasado otoño suman ya la segunda noche de enfrentamientos entre jóvenes y Policía. El detonante, los excesos policiales, aunque esta vez sin víctimas mortales y la criminalización de los jóvenes por parte de responsables políticos. Entre los detenidos, el superviviente de la persecución policial que acabó con la vida de dos jóvenes de Clichy-sous-Bois en octubre pasado. Las razones de fondo son las mismas. Y es que nada ha cambiado en la «banlieue» en este medio año. No hay futuro.
PARIS
Por segunda noche consecutiva, los barrios de Montfermeil y Clichy-sous-Bois fueron escenario en la madrugada de ayer de enfrentamientos entre la Policía antidisturbios y jóvenes, que se saldaron con cinco detenidos, diez coches incendiados entre ellos al menos un vehículo policial y cuatro agentes heridos leves, entre ellos dos que pudieron salir del coche atacado con cócteles molotov.Fuentes del Gobierno aseguraron que un grupo de un centenar largo de jóvenes atacó con piedras la comisaría de Montfermeil, escenario la noche anterior de ataques similares contra la sede municipal y contra la residencia del alcalde, el derechista (UMP) Xavier Lemoine. Esta primera noche de enfrentamientos se saldó con otros seis detenidos. Entre los arrestados en la última redada está Muhittin Altiun, joven de 18 años y único superviviente del suceso sangriento que fue precisamente el detonante de la revuelta del pasado otoño en las barriadas de París, y que se extendió como el aceite a las periferias de las principales ciudades francesas. Altiun sufrió graves quemaduras el pasado 27 de octubre cuando dos amigos suyos murieron electrocutados al ocultarse en un transformador eléctrico cuando huían de la Policía. Si bien sin víctimas mortales, por lo menos todavía, en el levantamiento juvenil de estos días se repite el esquema. Horas antes de que estallaran los enfrentamientos resultaba detenido un joven, acusado de agredir a un conductor de autobús e identificado por el alcalde de Montfermeil. A esta detención le siguió la de otro joven y la de su madre, que trataba de pedir explicaciones a la Policía. Decenas de jóvenes trataron de impedir estos
arrestos. Junto al detonante, y al igual que el otoño pasado, los precedentes. Y es que el alcalde Lemoine dictaba el pasado mes de abril sendos bandos en los que prohibía la circulación de jóvenes en grupos de más de tres por el centro de la ciudad, así como la de todo menor de 16 años no acompañado durante la noche. Este «toque de queda» fue invalidado por los tribunales, pero el malestar entre los jóvenes ya era patente. Un malestar larvado durante décadas de discriminación, y que, tal y como reconocen los franceses en las encuestas y la clase política, puede estallar en cualquier momento. El Gobierno del defenestrado primer ministro, Dominique de Villepin, ha anunciado que está «muy vigilante» y recordó la batería de medidas que puso en marcha el pasado año. Batería que no ha modificado un ápice la dramática situación de estas barriadas y que, en todo caso, como con el CPE, sirvió para enconar los ánimos. Nicolas Sarkozy, ministro de Interior cuya actitud despectiva tanto tuvo que ver con la extensión de las protestas de otoño, insitió ayer en calificar a los implicados en los nuevos sucesos de «maleantes».
Un año de calvario para el primer ministro, Dominique de Villepin
GARA
PARIS El primer ministro francés, Dominique de Villepin, cumplió ayer un año en el cargo. Un largo año que ha sepultado su imagen, pese a lo que ha anunciado su intención de aguantar hasta los comicios presidenciales de 2007. De Villepin fue el instrumento del presidente Jacques Chirac para sortear el varapalo tras el «no» en referéndum al tratado constitucional de la UE. Los primeros meses de su gestión fueron recompensados con buenas notas en los sondeos, que apuntaban a De Villepin como un candidato a sustituir a Chirac en el Palacio del Elíseo. Su calvario comenzó en octubre de 2005, con la revuelta de las grandes barriadas urbanas francesas, a la que respondió con el estado de emergencia y con un proyecto, el Contrato para el Primer Empleo (CPE), que le enfrentó con manifestaciones y huelgas estudiantiles multitudinarias que trajeron a la memoria el Mayo francés hasta su retirada, ordenada por Chirac. Cuando parecía superado el mal momento, surgió el «caso Clearstream», que tiene su origen en el supuesto reparto de comisiones por la venta de fragatas a Taiwán. De Villepin se enfrentó hace semanas, y por tercera vez en un año, a una moción de censura. 200 diputados de su partido, la UMP, se ausentaron en la sesión. Interrogan al «delator» en el polémico caso
Clearstream
El ya ex vicepresidente del conglomerado armamentístico EADS, Jean Louis Gregorin, seguía siendo interrogado en la sede de la División Nacional de Delitos Financieros. El detenido ha asumido ser el autor de una carta en la que incluía a Nicolas Sarkozy en la lista de beneficiarios de comisiones por la venta de unas fragatas de la empresa Thompson al Gobierno de Taiwán. -
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