Zumeta en Buenos Aires
·La galería Ekain expone 44 témperas sobre papel realizadas por el usurbildarra en la capital argentina el pasado invierno
José Luis Zumeta visitó hace un año Buenos Aires como turista. La ciudad le gustó y decidió volver, para conocerla más en profundidad y, de paso, pintar, o para pintar y, de paso, conocerla más en profundidad. Y eso es lo que hizo durante los tres meses del último invierno. De la capital argentina, regresó a Euskal Herria con las 44 témperas sobre papel que constituyen la exposición «Negua 2005-2006», inaugurada ayer en la galería Ekain de Donostia.
DONOSTIA
Las obras que constituyen “Negua 2005-2006” son témperas sobre papel, no óleos sobre lienzo, y su tamaño (0,65 por 0,50) es sensiblemente menor que el de la mayoría de las obras del usurbildarra. Pero en todas y cada una de ellas, e incluso en todos y cada uno de sus motivos, está el Zumeta «de siempre», el que se reivindica continuador de la vía Cezanne-Pi- casso; expresionista, de colores, más que vivos, explosivos; abstracto, pero con trazos que sugieren lo figurativo. En ese sentido, su obra bonaerense no es diferente a la que hace en su taller de Atallu, aunque tampoco es la misma, sino su continuación. «No creo que trabajar en un sitio u otro influya tanto en la obra, al menos, no en mi caso declaró ayer Zumeta. Si fuera un pintor de paisajes o costumbrista, sin duda se notaría que estas témperas las he hecho en Buenos Aires, pero no creo que haya nada de Buenos Aires en ellas, al menos, conscientemente, que, inconscientemente, igual te quedan cosas. Yo llevo mi línea, y me alimento de lo que voy haciendo. Por lo menos, eso creo».¿Por qué Buenos Aires? «Pues porque llevo tiempo buscando un sitio para pasar el invierno, que en Gaintza, donde vivo, es bastante duro, y yo ya soy un poco mayor. Pero hasta ahora no había encontrado lo que buscaba. Hay muchos sitios atractivos, sin duda, pero quizá demasiado exóticos, con culturas y lenguas diferentes. Y Argentina, en cambio, me pareció un lugar muy cómodo para vivir y trabajar», explicó el usurbildarra.
«Del monte» a la gran ciudad Además, Buenos Aires le brinda la ocasión de pasar directamente «del monte» a la gran ciudad. «La vida en Gaintza, donde la gente habla de caza, de pelota y, ahora, de fútbol, es muy agradable. Pero ir a Buenos Aires, una gran ciudad, con sus espectáculos nocturnos y vida en la calle, es también muy sugerente», confesó. Tan sugerente que el año que viene volverá y, muy probablemente, «aprovechando que ya estás allí», su viaje quizá no se limite a Argentina, sino que llegue también «a Perú o a Bolivia».
Claro que, a veces, es «el mundo» el que llega al valle navarro en el que vive Zumeta, y el otro día lo hizo encarnado de Lou Reed. El músico tenía previsto visitar el taller del pintor, y allí estuvo él esperando. «No llegó, pero estuve muy nervioso», confesó. «En realidad, yo no tengo ningún oído musical ni habilidad para cantar o bailar, pero conocí en Nueva York al guitarrista Fernando Saunders, que toca con Lou Reed, y por mediación de él habíamos concertado la visita». Total, que a Lou Reed le surgió otro compromiso y no llegó.Zumeta se pasó el invierno trabajando, pero la primavera, no ha sido muy fructífera. El verano, sin embargo, promete. «Quiero empezar de nuevo», dice, y lo hará volviendo al óleo sobre lienzo y a formatos más grandes, aunque la línea será la misma. «El óleo es mucho más exigente y cada cuadro requiere más tiempo. El dibujo, en cambio, es más ligero, y permite que tu obra evolucione de forma más rápida. Por eso, cuando hago una etapa larga de óleo, suelo pasar a una etapa de dibujo, que me permite recorrer más fácil el camino». La forma de trabajar de Zumeta, prácticamente siempre en estudio, rara vez al aire libre, tiene reglas, pero no siempre fijas. No es de los que sienten «vértigo» ante el lienzo en blanco, sino, al revés, de los que intentan «romper ese blanco lo antes posible». Suele abordar sus trabajos «con alguna idea previa», pero luego es «la propia pintura» la que decide y, desde luego, el resultado final poco suele tener que ver con la idea original. Del mismo modo que no duda a la hora de enfrentarse al lienzo, tampoco lo hace, por lo general, a la hora de dar por concluida una obra, y es que, «si miro para atrás, a veces tengo la tentación de cambiar las cosas, y procuro evitarlo». A veces empieza una obra y no la deja hasta el final; otras, en cambio, trabaja en tres o más a la vez. Alterna períodos de gran producción con «baches, en los que no cojo un pincel en dos meses». No tiene un horario de trabajo fijo o, mejor dicho, lo tiene, pero no siempre es el mismo. «A veces, durante una temporada, pintas un rato a la mañana, otro a la tarde y otro a la noche; otras, en cambio, también durante una temporada, pintas un montón de horas seguidas. Todo depende de lo que consideres mejor en un momento dado, siempre de cara al resultado». Epelde & Mardaras, sus galeristas de Bilbo, se traen entre manos un proyecto para que exponga en Zurich el próximo otoño. Pero Zumeta no le da mucha importancia. «Algo me han comentado, pero no sé ni cuándo es; en realidad, eso no depende de mí». También en otoño expondrá en la galería Luis Burgos de Madrid. Pero quien quiera disfrutar de la obra de Zumeta no tiene por qué esperar a otoño ni desplazarse a Zurich o Madrid. Ahora puede hacerlo en Donostia. “Negua 2005-2006” se podrá visitar en la galería Ekain de la Parte Vieja (Iñigo, 4) hasta el 31 de julio, todos los días, salvo los domingos, de 11.30 a 13.30 y de 17.30 a 21.00 horas.
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