seguridad alimentaria
Las alertas alimentarias en la UE aumentaron un 22% el pasado año
Las notificaciones de alertas alimentarias en la UE han aumentando un 22% en 2005, según el informe anual de la Comisión Europea. Durante el año pasado se notificaron 3.158 alertas alimentarias, frente a las 2.588 de 2004. La carne, las aves de corral, los productos pesqueros, la fruta y las especias han sido los alimentos más implicados en estas alertas, y el Estado español ha sido el tercero de la UE con más casos registrados.
BRUSELAS
En junio pasado, las autoridades sanitarias británicas detectaban un peligroso pesticida carbendazim, un posible carcinógeno y perturbador de hormonas, en ajos supuestamente biológicos importados del mercado español. El pasado 6 de julio, era destapado un nuevo fraude relacionado con la venta y distribución de más de 34.000 litros de aceite de oliva mezclado con girasol en Andalucía.
La Unión Europea lleva años trabajando para que los consumidores europeos tengan acceso a alimentos seguros e inocuos. Parte importante de esta tarea la desarrolla el Rapid Alert System for Food and Feed (RASFF), uno de los instrumentos de la UE cuya misión es reducir el tiempo que pasa tras la detección de un riesgo alimentario y la aplicación de las medidas adecuadas, y que acaba de presentar los datos referentes a 2005. A través de este sistema, los estados de la UE cuentan con la posibilidad de intercambiar información de forma eficaz, esencial para reducir las amenazas a los consumidores.
Los datos presentados ahora y recogidos por la web alimentaria Consumaseguridad.com mantienen las expectativas expresadas por la Comisión Europea hace un año sobre la tendencia ascendente de las notificaciones de riesgos en la UE desde 1997. La curva al alza respondería, según el comisario de Salud, Markus Kyprianou, a una mejora de los controles y al aumento de las importaciones alimentarias provocadas por la ampliación de la UE, que implica a su vez mayores controles.
Durante el año 2005, la mayoría de estas alertas (61%) se relacionaron con productos originados en la UE, en pescados y derivados (20%), en carne (18%) y en especias (11%). El 78% de los casos notificados se ha dado en alimentos procedentes de terceros estados. En total, el 46% de todas las alertas se relacionan con los productos que habían sido rechazados en las fronteras.
Para evitar situaciones como ésta, el RASFF emite un comunicado al Estado del que procede el alimento, como ya hizo en el caso de la detección de la sustancia Sudan I en productos alimentarios procedentes de la India e importados a Gran Bretaña. Detectado a principios de 2005, se trata de un colorante prohibido en la UE para uso alimentario desde 1995. Según los datos actuales, un total de 2.188 alertas se han transmitido a terceros gobiernos.
Micotoxinas y microorganismos como Salmonella y E. coli son algunos de los responsables de la mayoría de las alertas alimentarias detectadas en 2005. Las micotoxinas son metabolitos producidos por mohos (Aspergillus spp, Fusarium spp) cuya presencia en niveles superiores a los tolerables representa una amenaza para la inocuidad de los alimentos y un riesgo importante en salud alimentaria. Las micotoxinas como aflatoxinas y ocratoxina A son consideradas como «posibles cancerígenas».
Del total de notificaciones presentadas al RASFF, las aflatoxinas son las que encabezan la lista de notificaciones, con 947. En la mayoría de estos casos la sustancia se ha encontrado en pistachos (498), procedentes casi todos de Irán (457). También se han notificado casos en cacahuetes (219), procedentes la mayoría de China (79), Brasil, Argentina y Ghana.
Otra de la micotoxinas implicadas en la mayoría de las notificaciones alimentarias es la ocratoxina A, cuya exposición por parte de los consumidores europeos es inferior a la considerada segura, según concluía el pasado mes de junio la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
También hubo más notificaciones en 2005 relativas a presencia de residuos de productos medicinales veterinarios en pescado que el año anterior. La malaquita verde, colorante fungicida no autorizado, fue la sustancia más hallada en el pescado. Los colorantes ilegales fueron hallados en especias y otros productos, particularmente el grupo de colorantes de Sudán, un grupo de tintes rojizos que tienen efecto cancerígeno y se usaron para colorear aceites, ceras, combustibles y zapatos y limpiadores de suelo.
En cuanto a la incidencia por estados, el español ha sido el tercero de la UE que en 2005 ha notificado a Bruselas más alertas relacionadas con los alimentos, 415, un 13% del total, tras Italia (687) y Alemania (527).
Comparando el origen de los alimentos o piensos objeto de alerta, el Estado español figura en el quinto lugar de donde provienen más productos con anomalías, con un total de 126. Del total de casos de alerta notificados a Bruselas, en 474 ocasiones se han detectado en productos de Irán; en 249, de China; en 199, de Turquía; en 138, de la India; 126, del Estado español y 125, de Brasil.
Confirman la presencia de al menos un pesticida en embarazadas
Las personas introducimos a diario en nuestro organismo muchos contaminantes que el cuerpo no es capaz de asimilar y que acumula en la parte grasa de los tejidos. Especialmente preocupante es este efecto en las mujeres embarazadas, ya que durante el proceso de gestación los contaminantes quedan almacenados en el organismo, según una investigación realizada por expertos de la Universidad de Granada, institución pionera en estos estudios. Según este análisis, llevado a cabo en 308 mujeres embarazadas, el 100% tiene, al menos, un pesticida en su placenta, si bien la media se establece en ocho clases distintas de estas sustancias químicas. En concreto, los expertos han estudiado la presencia de 17 pesticidas organoclorados disruptores endocrinos (que interfieren en el funcionamiento del sistema hormonal) mediante el análisis de la placenta. Los pesticidas identificados con mayor frecuencia son DDE (92,7%), lindano (74,8%), endosulfán-diol (62,1%) y endosulfán-l (54,2%). El endosulfán-diol ha sido el pesticida que se ha encontrado en concentraciones más altas, con un valor medio de 4,15 nanogramos por gramo de placenta. Los responsables de la investigación admiten que, pese a la «exposición inadvertida, es posible controlar la ingesta de pesticidas con una correcta alimentación».
El «mayor incidente», con Nestlé
BRUSELAS
Del paquete de alertas alimentarias registradas en la UE durante el año 2005, la presencia de la sustancia ITX en leche infantil es la que recibe una mención especial. En noviembre del año pasado, y bajo una orden judicial italiana, se retiraban más de dos millones de litros de leche infantil líquida producida por la multinacional suiza Nestlé, medida calificada por las autoridades sanitarias de distintos estados europeos de «extremada».
Bajo la supervisión de análisis rutinarios se detectaban trazas del componente ITX en leche Nidina 1 y 2 y Nativa 2, un componente de la tinta que se utiliza como iniciador fotoquímico en la impresión de los envases.
Entonces, muchos de los estados se acogieron a lo que se consideró deseo expreso de la multinacional para tranquilizar a la población más que a la posibilidad de que existiera un riesgo para la salud. A petición de la Comisión Europea, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria presentaba los resultados preliminares de una investigación sobre los efectos en la salud humana de esta sustancia. Uno de los mayores peligros atribuidos a esta crisis se relacionó con los destinatarios del producto, la población infantil, cuya exposición dietética a la sustancia podía ser más alta que la de los adultos.
Además, y a pesar de considerar que no existen datos que demuestren la genotixicidad del ITX, sí existen normas sobre los materiales y los artículos que entran en contacto con los alimentos (Art. 3 de la Legislación 1935/2004).
Esta norma especifica que las tintas no deben transferir sus componentes a los alimentos en cantidades que podrían poner en peligro la salud humana o provocar cambios en la composición o características del alimento.
El informe presentado ahora por la CE atribuye a esta sustancia haber causado el «mayor incidente alimentario» en 2005.
Estudio sobre contaminantes en la dieta
LONDRES La Food Standars Agency, la agencia británica de seguridad alimentaria, acaba de hacer público el resultado de dos estudios sobre los niveles de compuestos bromados y perfluorados en la dieta, así como la evaluación por parte de un comité independiente de expertos. El estudio, que recoge estos días Consumaseguridad.com, y que perseguía averiguar el nivel de consumo de estos contaminantes químicos en la dieta de los británicos, revela que las cantidades de estos compuestos en los alimentos no suponen, hasta donde se sabe, un riesgo para la salud. La agencia británica ha analizado muestras de alimento de lo más diversas, desde patatas hasta verdura enlatada, hígado, pescado, pollo y carne en general y diversos productos lácteos. Los análisis revelan que la mayoría de alimentos contiene compuestos bromados, especialmente el pescado. No obstante, los consumos medios estimados no suponen ningún riesgo a nivel toxicológico. Según el informe, el consumo medio de bromados (entre ellos, los éter difenílico polibromados o PBDE, los bifenilo polibromados o PBB, y el hexabromociclododecano o HBCD) es menor a 5,9 nanogramos diarios por kilo de peso. Las cifras coinciden con otros estudios realizados en el Estado español, Suecia, Canadá y Holanda. En el otro estudio, el de los perfluorados, los análisis revelan que los compuestos de esta familia que más frecuentemente aparecen son el sulfonato de perfluorooctano (PFOS) y perfluorooctanoato (PFOA). El primero ha podido ser detectado en patatas (en concentraciones de 10 microgramos por kilo), vegetales enlatados (2 microgramos por kilo), huevos, azúcar y productos en conserva (1 microgramo por kilo de peso); el segundo, tan sólo se ha hallado en patatas (1 microgramo por kilo).
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