Justin Gatlin, una nueva muesca en el revólver de Trevor Graham
Justin Gatlin, que a raíz de su primer positivo, cuando tenía 20 años y corría los 100 metros en 10.08, se erigió en adalid de la lucha contra el dopaje, ha sido cazado cuatro años después, y esta vez puede que con carácter definitivo. La IAAF ha confirmado que si se confirma el positivo con testosterona del ser humano más rápido junto con el jamaicano Asafa Powell, su sanción será a perpetuidad.
El positivo de Justin Gatlin devuelve al primer plano la sombra siniestra de su entrenador, Trevor Graham, que puede presumir de teneren su cuadra el récord mundial de casos de dopaje. Los esfuerzos de todas las instancias deportivas, internacionales y locales, por extender los castigos al entorno del deportista (entrenadores, médicos, mánagers) no han bastado para exigir cuentas a un entrenador cuyo nombre es, por sí solo, una garantía de sospecha. Graham se ha apresurado a distanciarse de su discípulo asegurando que Gatlin no acepta suplementos vitamínicos de nadie. «El adquiere sus propios suplementos nutricionales. No se fía de nadie, ni de sus padres, ni de su entrenador, cuando tiene que tomar algo». Marion Jones, Tim Montgomery y Justin Gatlin forman el triunvirato de los pesos pesados tocados por la mano de Graham y, en consecuencia, envueltos en el escándalo por el uso de productos prohibidos aun cuando la reina de los Juegos de Sydney parece haber superado el trance sin más daño que la ruina de su prestigio. Seis atletas entrenados por Graham han dado positivo y otros cuatro están siendo investigados por la USADA. Graham hizo estallar en 2003 el escándalo BALCO y confesó, en plenos Juegos de Atenas 2004 que fue él quien remitió la jeringuilla con restos de THG a la USADA, y añadió que quien le había proporcionado la jeringa era C.J. Hunter, ex marido de Marion Jones, que acusó a su ex cónyuge de haber tomado tres tipos distintos de sustancias prohibidas: eritropoietina (EPO), la hormona del crecimiento y lo que se denominaba clear, que resultó ser la tetrahidrogestrinona (THG), el famoso esteroide de nueva generación. El “San Francisco Chronicle”, que publicó los entresijos del caso BALCO, afirmó que el propio Graham proporcionaba a sus atletas productos dopantes adquiridos en México según el testimonio coincidente de Hunter y de Montgomery. Pat Connolly, entrenador de la velocista Allyson Felix, considera que «lo que han hecho Graham y otros entrenadores es peor que lo de Chuck DeBus en materia de dopaje». DeBus fue inhabilitado por la Federación Estadounidense a finales de los ochenta, pero desde entonces ningún entrenador ha sido sancionado. Durante las pruebas de selección para los Juegos de Atenas, Connolly se sintió «ofendido e insultado» al ver a Remy Korchemy, otro entrenador implicado en el caso BALCO, en la zona de calentamiento de los atletas. «Nunca se le debió permitir entrar allí», comentó. Para él «todo entrenador que tenga un atleta suspendido debe ser castigado, a su vez». La información que fue apareciendo sobre el caso BALCO desató un amplio debate entre los técnicos estadounidenses. John Cook reconoció que había una especie de «código de silencio» entre elos. «Todo el que entrena al más alto nivel», explicó, «sabe exactamente lo que está ocurriendo con el dopaje. Sabemos quién dispensa los productos, quién los usa y cuál es su origen, pero nadie habla». La denuncia, en principio anónima, de Graham vino a romper ese código de silencio, pero las averiguaciones posteriores revelaron que más que un deseo de limpieza, en el fondo había un afán de tomar represalias contra algunos de sus atletas, por diferencias económicas.
«SPRINT CAPITOL»
Trevor Graham, subcampeón olímpico de 4x400 metros con Jamaica en Seúl'88, adquirió renombre como técnico al trabajar con Marion Jones en 1997 y conducirla, tres años después, a conseguir cinco medallas (tres de oro y dos de bronce) en los Juegos de Sydney. Por su cuadra, a la que puso por nombre “Sprint Capitol”, han pasado también Shawn Crawford, LaTasha Colander, Eunice Barber, Chandra Sturrup o Antonio Pettigrew. La lista de atletas entrenados por Graham y acusados de dopaje incluye a Michelle Collins, Jerome Young, los gemelos Alvin y Calvin Harrison y Dennis Mitchell, todos ellos sancionados. Montgomery, pendiente del fallo del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), se enfrenta a una sanción de por vida, igual que Gatlin. Renaldo Nehemiah, representante de Justin Gatlin, previno a su cliente contra las «malas compañías», pero su advertencia no parece haber surtido efecto. Gatlin puede emprender un camino por el que ya han transitado otros grandes velocistas; recientemente, Tim Montgomery, y más atrás en el tiempo el canadiense Ben Johnson: la pérdida del récord mundial y la prematura retirada. -
MADRID
Entre el misterio y el complot
Gatlin podrá pedir un juez independiente para analizar las pruebas, informó su abogada, Cameron Myler, que define el caso como «un misterio» mientras su entrenador, Trevor Graham, lo atribuye a un complot. «Conocimos los resultados del análisis de la muestra A el 15 de junio y los de la muestra B el 12 de julio. Estamos dispuestos a comparecer ante la Comisión de Disciplina de la USADA y en caso de disconformidad con los resultados de las pruebas, podrá pedir un juez independiente», explicó. Myler indicó que su principal preocupación es averiguar cómo pudo producirse el positivo de Gatlin ya que, asegura, «nunca tomó sustancias prohibidas y este resultado es un misterio». Para el entrenador del velocista, Trevor Graham, no existe, en cambio, ninguna duda, y lo atribuye a un complot. «Sabemos quién ha hecho esto, ha formado parte de nuestra estructura, estamos intentando desenmascararlo y esperamos poder demos- trarlo», declaró Graham. «El individuo que ha hecho esto», explicó, «es uno que perteneció a nuestro grupo al que le expulsamos y después readmitimos. Asistió a la prueba de relevos de Kansas (en la que Gatlin dio positivo) y estaba enfadado con Justin. Estamos seguros al cien por cien de lo que hizo», añadió.
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