El Banco Central Europeo (BCE) no está de vavaciones y así lo ha demostrado con su decisión de proceder a una nueva subida de tipos de interés en pleno mes de agosto. La institución monetaria acostumbra a celebrar una reunión estival que es seguida por los representantes de los diferentes estados desde sus respectivos destinos vacacionales mediante el sistema de videoconferencia. Sin embargo, ante la relevancia de la decisión a adoptar, el Consejo de Gobierno del BCE citó a sus miembros en su sede de Francfort, desde la que Jean Claude Trichet anunció que los tipos de interés quedan fijados en el 3%, lo que coloca el precio del dinero en la cota más elevada desde noviembre de 2002.
El presidente del BCE aportó sus argumentos para justificar la subida de otro «cuartillo» a sólo dos meses de la última subida de tipos. Para Trichet, con el alza se trata de evitar que la inflación se dispare en razón de la subida de los precios del crudo (el petróleo Brent volvió a alcanzar el miércoles los 77 dólares/barril). Se trataría con la medida de corregir el exceso de circulación monetaria y de retraer la tendencia creciente a endeudarse mediante préstamos personales e hipotecarios.
La inflación, situada en el 2,5% es, junto a la recuperación del crecimiento económico en la zona euro, el principal caballo de batalla para la institución monetaria con sede en Francfort. Sin embargo, si la tendencia creciente al alza de los precios del petróleo no se modera, será difícil que con la mera subida de tipos los precios experimenten un drástico cambio de comportamiento. Por lo que afecta a la masa monetaria, aunque el BCE ha procedido en los últimos meses a varias subidas de tipos, el freno en el crecimento de la masa monetaria ha sido menos importante que el esperado (la interanual de junio del índice M3 constataba un descenso de sólo tres décimas, hasta el 8,5%).
Los analistas coinciden en atribuir a la nueva subida, y a las que vendrán de aquí a fin de año, un interés principal: lanzar el mensaje de que el BCE está dispuesto a actuar con decisión para contener la fiebre crediticia, a la que se hace responsable del aumento desproporcionado de los precios. Sin embargo, si no se abordan factores como el precio desorbitado de la vivienda o el empobrecimiento de las rentas de trabajo, la mera subida de tipos tendrá, tiene ya, un impacto negativo en el eslabón más débil de la cadena: la economía doméstica. -