Maite Soroa
A vueltas con Fidel
La enfermedad de Fidel Castro va a dar de sí en lo que queda de verano. Ya verán. Ayer buena parte de los columnistas de la prensa hispana se descolgaba con sus pronósticos sobre el futuro de Cuba. José Luis Martín Prieto, en “El Mundo”, sentenciaba que «los generales cubanos, si admiten la necesidad de cambios, desaparecido el gran caimán, pueden garantizar su transición si el exilio se atempera y se olvida de la revancha en otro gran acuerdo de reconciliación nacional. No será España decisiva en esos cambios (seguimos en la pachanga castrista) pero sí EEUU que (...) debería derogar la ley Helms-Burton, que sólo sirve para darle cuerda a la paranoia fidelista sobre el bloqueo, como si Cuba viviera sitiada, que no lo está. El parto de la democracia tiene que ser natural y cualquier intento de cesárea estadounidense alejará las urnas». Que no vive sitiada...Antonio Elorza, en “El Diario Vasco” y “El Correo español”, en plan de enterado, hablaba de la generación de jóvenes dirigentes y aseguraba que «el ministro de Exteriores, Pérez Roque, era su abanderado, y previsiblemente sobre ellos recaería la sucesión a medio plazo. La enfermedad de Fidel parece haber interrumpido este viraje, al imponerse la solución tradicional. En cualquier caso, el verdadero poder reside en quien dispone de los recursos susceptibles de favorecer una u otra opción, y ese personaje no es otro que el presidente de Venezuela, para quien la supervivencia de una Cuba socialista constituye una baza política de primera importancia». O sea que Chávez va a gobernar en La Habana. Hablar por no callar... En Madrid el editorialista de “La Gaceta” se preguntaba y se respondía a sí mismo: «¿Podría Raúl Castro (...) encabezar el cambio? Hay que ser realistas. No es persona que tenga un mínimo margen de maniobra con la oposición democrática del interior y mucho menos del exterior. Sólo alguna figura del régimen con menor relevancia institucional podría ser el encargado de conducir un proceso a la democracia que será muy difícil». Y, para mal gusto y poca vista, creo yo, Tomás
Cuesta en “La Razón”: «El Tiranosaurio, al fin, parece que la espicha (...).
Pierde sangre Fidel a borbotones y delega en Raúl que pierde aceite. Todo está
atado y bien atado, como dijo en su día otro gallego. La Historia, sin embargo,
siempre ha tenido a gala el limpiarse el trasero con los testamentos». Dentro de
poco harán los análisis en sentido contrario y con el mismo entusiasmo. - msoroa@gara.net
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