Sólo puede calificarse de sorprendente y sospechoso que quienes más énfasis están poniendo en las dificultades para constituir, como punto de partida del debate democrático, un foro sin exclusiones territoriales sean portavoces que dicen defender a Euskal Herria como una nación con derechos de sujeto político. Estos últimos días el jelkide Joseba Egibar y, otra vez a la vera del socio mayoritario de Lakua, el portavoz de la Presidencia de Ezker Batua, Mikel Arana, han asumido para sí la labor de minar el esfuerzo de alcanzar un lugar de encuentro que esté abierto a todos los territorios y a todas las sensibilidades políticas. Lo lógico sería que, en su caso, fuesen aquellas fuerzas que han negado de forma expresa el reconocimiento de los derechos del pueblo vasco las que asumieran el discurso de las múltiples mesas o de una única mesa para la CAV. Esta suerte de quintacolumnismo voluntario que ejercen representantes políticos como los citados Egibar y Arana sólo sirve para que aquéllos que no quieren salir de las trincheras del constitucionalismo francés y español sientan aún menos necesidad de abandonar sus posiciones.
Es evidente que poner en marcha ese foro resultará difícil. No hace falta que nadie con dotes contemplativas lo diga, y mucho menos que, con sus declaraciones, acreciente los problemas.
Más cuestionable es que la apuesta por una mesa de toda Euskal Herria sea menos realista que las fórmulas que se le contraponen. Salvo que la acepción de «realismo» no sea otra cosa que la de dar por buena la realidad hoy impuesta por los estados español y francés. Efectivamente, en ese caso, lo único posible y, por tanto, realista consiste en mantener lo ya establecido y aspirar, como mucho, a una reforma estatutaria bien cepillada y pulida.
Sin embargo, si se trata de superar el conflicto político, nada más lejos del realismo que aquellas operaciones que pretender dejar en el tintero uno de los elementos centrales de dicho conflicto: la territorialidad y, por consiguiente, el derecho de decisión de todos los vascos.
La creación de una mesa en la CAV, como ha dicho Egibar, para alcanzar un nuevo estatuto, como ha anunciado Imaz, está alejada de todo realismo en lo que se refiere a la solución del conflicto. Ha quedado demostrado empíricamente durante estos casi 30 años. -