Lorenzo MOTOS | Jefe del Departamento de Investigación Marina de AZTI
«La gestión de la pesca debe basarse en la sostenibilidad y en la viabilidad de las flotas»
Lorenzo Motos conoce bien la situación de la pesquería de la anchoa, de ahí que defienda su cierre hasta constatar su recuperación, sin tener en cuenta otras cuestiones socioeconómicas o políticas, muchas veces ajenas, que comprometerían su futuro. Opina que hay que incidir en una gestión de la pesca que se base en la sostenibilidad del recurso y la viabilidad de las flotas que lo explotan.
AZTI sigue de cerca el estado de la pesquería de la anchoa, con prospecciones periódicas que, hasta ahora, se han centrado en contabilizar y estudiar la evolución de los efectivos, pero pretende ir a las causas y, para ello, está planteando a universidades del Cantábrico e institutos de investigación de los estados español y francés «la realización de un estudio que permita evaluar y conocer la relación causa-efecto de los factores medioambientales», explica Lorenzo Motos. La relación de la pesca, independientemente de las artes que se utilicen, con el estado de la biomasa es más clara. Al respecto, advierte de que «tenemos dudas sobre si el esfuerzo que se está dando sobre esta pesquería es aguantable».
Las prospecciones aconsejaron ya el año pasado el cierre de la pesquería de la anchoa. ¿Qué opina de la decisión de la Comisión Europea de decretar la veda durante varios meses y reabrir la pesquería para, posteriormente, volver a acordar la prohibición?
La asesoría científica de gestión de este stock se lleva a cabo en el Consejo Internacional para la Exploración de la Mar (ICES), que reúne a los investigadores en ciencias pesqueras que trabajan sobre cada una de las poblaciones que se explotan en aguas europeas y en el Atlántico Norte. Dada la situación del stock, con niveles de biomasa por debajo de la mínima exigible para su sostenibilidad y para la producción de nuevas generaciones a niveles que permitieran esa sostenibilidad, el grupo de trabajo y el CCM (comité asesor de gestión pesquera del ICES, en el que participa AZTI) aconsejó cerrar la pesquería hasta constatar una recuperación por encima de esos niveles. En mayo se comprobó que el stock sigue por debajo de la biomasa límite y la Comisión Europea, que abrió la pesquería pese al consejo científico, acordó que si ésta estaba por debajo de 28.000 toneladas cifra que no es la que daba el ICES se cerraba. Así lo ha hecho, con los límites que tiene la burocracia europea.
¿Considera una política acertada para su recuperación la prohibición de pescar anchoa sólo durante algunos meses?
Se aconsejaba el cierre hasta constatar la recuperación. Reabrirla para pescar 5.000 toneladas supone que la mitad de los individuos que son capaces de poner van a morir por la pesca, porque la mitad de la mortalidad se debe a las capturas y el resto a muerte natural. Si abres la pesquería y dejas pescar, vas a incidir en la capacidad reproductiva del stock, que está ya muy diezmado. Por lo tanto, cualquier pesca que se haga es mala para el stock. No sé si eso puede llevar al colapso a la especie, porque hay un gran nivel de incertidumbre sobre la incidencia, que es alta, del medio ambiente y de la pesca en la abundancia de las nuevas generaciones. Se trata de un stock de naturaleza altamente fluctuante, por lo que hay quien dice que se puede seguir pescando ya que cuando vengan buenas condiciones va a recuperarse. Eso es muy discutible y va contra uno de los principios de la biología pesquera que es que hay un nivel por debajo del cual el stock ya no tiene suficiente masa crítica para reproducirse plenamente y dar buenos reclutamientos. Puede ocurrir que no aproveche las condiciones favorables que se den en la mar para la supervivencia de las larvas y no dé lugar a nuevas generaciones. No tenemos posibilidad de manejar las condiciones de la mar para la supervivencia, mientras que la presencia de reproductores la podemos manejar prohibiendo la pesca.
En primavera AZTI volvió a evaluar la biomasa y, aunque mencionó una ligera recuperación respecto a 2005, se advirtió de un posible colapso de la especie. ¿Ha habido una marcha atrás en su recuperación o ha sido una evolución normal?
La evolución sigue su curso, pero la pesca ha tenido incidencia en los niveles de biomasa, porque hay que tener en cuenta que los pescadores del Cantábrico pescaron unas 700 toneladas, pero en la parte francesa se pescó más. Esos individuos, al margen de los que mueren de forma natural, ya no van a estar disponibles para el stock y, además, se ha eliminado su capacidad reproductiva, con lo cual dependemos del remanente que han estado poniendo desde abril hasta julio y agosto. En setiembre y octubre llevaremos a cabo la cuarta campaña para tratar de evaluar los efectivos de nueva generación. Hay una gran incertidumbre, porque no conocemos con detalle los mecanismos que favorecen el reclutamiento, aunque sabemos que ciertas condiciones de la mar lo favorecen, pero aún no las hemos analizado.
AZTI achacó esta situación al efecto combinado de factores medioambientales y capturas. ¿A qué factores medioambientales se refería?
Respecto a los efectos medioambientales tenemos un nivel de incertidumbre grande de cuáles son las causas de que disminuyan los reclutamientos, pero sí constatamos esa disminución en los últimos cinco años. Pensamos que es un efecto de la pesca, que ha seguido reduciendo los niveles cuando ya eran bajos, y tampoco descartamos, aunque no sabemos con certeza, que puede haber un factor ambiental. Se especula respecto a las causas. Sabemos que en condiciones de estabilidad y de vientos del Norte y del Este durante la época de puesta y el que no haya grandes tormentas en julio favorece el reclutamiento, pero no conocemos con detalle la relación causa-efecto. Por eso no descartamos causas medioambientales. Hasta ahora nuestro trabajo ha sido, sobre todo, contabilizar los efectivos de anchoa y estudiar su evolución, sin ir a las causas. Ahora queremos hacer un esfuerzo en ese sentido.
Respecto a las capturas, ¿se refiere AZTI a la capturas en sí o a las artes de pesca?
No podemos tener juicios de valor sobre las artes. Los científicos miramos la cantidad de individuos que mata la pesca, los que mueren de muerte natural y el tamaño de los ejemplares. Tenemos cierta duda sobre si el esfuerzo que se está dando sobre esta pesquería es aguantable. Hay indicios que apuntan a que sí, pero los hechos demuestran que hay un problema, porque el stock ha bajado y pudiera ser que el esfuerzo, a la larga, sea demasiado grande. Existe un problema de interacción de artes que compiten por un mismo recurso y un mismo mercado, y eso distorsiona todo juicio.Está claro que hay artes que tienen un mayor potencial de pesca, que una gestión racional limitará. Cada uno tendrá su TAC y su cuota y pescará lo que tenga que pescar. Otras cosa es que esa gestión tenga lagunas. Pero desde el punto de vista de la evaluación del stock, la pesca es la pesca y el individuo muere igual.
¿Todas estas circunstancias convierten a la pesquería de la anchoa en un recurso con fecha de caducidad?
Tememos que haya un problema de que el stock no sea capaz de recuperarse por el nivel en el que se encuentra. Desde principios de los 80 la anchoa ha estado en situaciones de abundancia de masa tan baja como la actual, pero nunca ha habido cinco años de reclutamiento malo y que el stock no sea capaz de dar una buena generación. Lo normal es que el fluctúe, pero ahora el stock ha caído a unos niveles que la pesquería no es capaz de explotar. Tenemos que esperar acontecimientos. Lo que sí es cierto es que podemos estar en una fase en la que la capacidad del stock de algunas generaciones esté reducida y haya menos capacidad de recuperación, pero no lo podemos decir con certeza. No tenemos capacidad de predicción, el tiempo lo dirá.
¿Aboga por dar prioridad a la conservación del recurso por encima de otros criterios?
En estos momentos está claro que sí. Hay que esperar a que el recurso se recupere y cuando se recupere, tratar de hacer una explotación sostenible en el tiempo.
¿Es suficiente con cerrar la pesquería un año?
No hay que poner fechas, la naturaleza y el propio stock las pondrán. En el momento en el que se recupere, el stock será explotable y se podrá sacar beneficio de él, sin comprometer su sostenibilidad a largo plazo, que es lo que nos tiene que guiar. Ahora cualquier acción de pesca sobre el stock la compromete. En la gestión de los recursos naturales no se pueden mirar consideraciones socioeconómicas a corto plazo, porque comprometen el futuro.
¿Los TAC que establece la Unión Europea son científicos o políticos?
La evidencia nos muestra que a pesar de que la legislación dice que la Política Pesquera Común se basa en una gestión fundamentada en el mejor conocimiento científico, no sigue al pie de la letra la asesoría científica del ICES y del comité científico económico y técnico para la pesca de la propia comisión, sino que se utilizan criterios socioeconómicos y políticos, y de política externa a la pesca. La dirección apunta a que cada vez se van a tomar más en cuenta esos condicionamientos científicos, pero todavía no se ha conseguido. Una de las formas de lograrlo es la idea que tiene la Comisiónde implantar planes multianuales con criterios de sostenibilidad a largo plazo, de forma que en las reuniones del consejo de ministros de Pesca se marque cada cuatro años por dónde tiene que ir el stock y sólo se tomen decisiones en caso de que haya aspectos negativos. Se está aplicando en los stocks en recuperación y parece que puede funcionar. En otros lugares lo hace, pero Europa es políticamente muy compleja y hay consideraciones, acuerdos bilaterales o acuerdos «multipaíses» que condicionan mucho la política pesquera y las decisiones en materia de gestión.
¿Qué medidas generales habría que adoptar para la conservación de las especies?
Se tiene que incidir en la gestión de la pesca, que se debe hacer con consideraciones a largo plazo, de sostenibilidad del recurso, sin olvidar, por supuesto, la viabilidad de las flotas que lo explotan, que deben ajustarse a ese recurso. Son medidas de capacidad de la flota, medidas del esfuerzo pesquero a desarrollar que deben ajustarse a las capacidades y potencialidades de los stocks y, para ello, se tiene que tener en cuenta el consejo científico. Pero un consejo científico que no sea dado sólo por los científicos, sino en el que participen también los colectivos interesados y en el que los pescadores puedan aportar su opi- nión y su conocimiento, de forma que sea un consejo más aceptable también por ellos y, así, todo el mundo se implique. Porque muchas veces se toman decisiones de conservación que chocan con la opinión del sector y se hace caso omiso, y se sigue pescando.
Los arrantzales dicen que las decisiones se deben tomar en base a criterios científicos.
En el caso de la anchoa están apoyando que se aplique el consejo científico, aunque no todos. Pero hay momentos en que surgen problemas socioeconómicos. Si se cierra la pesquería todo 2007 y en marzo-abril em- pieza a aparecer anchoa, dirían que los científicos se han equivocado. Una buena gestión tiene que permitir eso, que a lo mejor se pierda la oportunidad de pescar 10.000 toneladas, pero así se pueda recuperar el stock. Sin embargo, ellos ven el corto plazo. Nosotros no tenemos capacidad de predecir lo que va a pasar, pero podemos decir que si hay que conservar tenemos que ser precavidos y limitar el esfuerzo y la pesca. ¿Se pierde oportunidad y dinero? Sí, pero no se puede pretender mantener los recursos queriendo sacar cada anchoa al límite.
«Desgraciadamente, hay bastantes especies en peligro de colapso»
M.I.
BILBO La anchoa no es la única especie marina en peligro. Lorenzo Motos asegura que «desgraciadamente, en peligro de colapso o en colapso hay bastantes más», algunas de las cuales cuentan ya con planes de recuperación en marcha. Es el caso de los bacalaos del mar del Norte y de Irlanda. Incide de forma especial en la situación del atún rojo, cuyo stock «está cayendo en picado y se encuentra con la luz roja encendida», según apuntan los últimos estudios científicos. Por eso, afirma que habrá que tomar «medidas drásticas con la que, seguramente, pagarán justos por pecadores». Entre los afectados están los arrantzales de Hondarribia y Donibane Lohizune, que desde hace muchos años pescan sin problema los ejemplares jóvenes que en verano vienen a aguas vascas a alimentarse, y que «verán disminuidas sus capacidades y cuotas». «Pesca desenfrenada» El problema del atún rojo, dice, es que «en el Mediterráneo está habiendo una pesca desenfrenada, relacionada con las granjas de engorde que venden el pescado a Japón», un mercado que lo compra todo. «Es el drama de la pesca, que cuando hay poco se paga más y el pescador sigue motivado para capturarlo», sostiene. Señala que también la merluza y la cigala del sur de la Península Ibérica se encuentran en peligro y será necesario adoptar planes de recuperación a largo plazo, en los que año a año «se irá bajando el esfuerzo de las flotas, hasta conseguir que los stock se recuperen». Es posible que algunas especies se desplacen al
mar del Norte
Científicos noruegos han alertado estos días sobre la posibilidad de que especies marinas como la anchoa y la sardina se desplacen al mar del Norte, ya que el calentamiento ha provocado un aumento de casi un grado centígrado en la temperatura media del agua en los últimos treinta años. «De nada sirve cerrar los ojos y creer que el cambio climático es algo que va a suceder. Es algo que ya está en expansión», señalaron.
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