Enfermos que han utilizado la marihuana como terapia, responsables de asociaciones que la defienden y doctores que investigan sus posibilidades como tratamiento médico reclaman que las autori- dades sanitarias españolas acepten el valor del cannabis como medicamento para acercar las dos realidades que coexisten hoy en día: ilegalidad y tolerancia social.La marihuana es, desde antiguo, una sustancia polémica, porque su principio activo, el THC (tetrahidrocanabinol), posee capacidades médicas demostradas, pero también se considera una droga con efectos muy perniciosos fuera del uso médico.
«¿Por qué tienen que decidir los demás?», pregunta Amaia O., una mujer que padece la enfermedad de Crohn afección crónica que afecta a la zona de unión de los intestinos desde hace ocho años, y que recurrió a los porros de marihuana porque las pastillas que su médico le recetaba no le aliviaban los fuertes dolores.
«Empecé a fumar porque no podía ingerir nada», recuerda Amaia. Esta mujer de 41 años decidió buscar por sí misma nuevas vías para aliviar los síntomas de su enfermedad y dio con Pannagh, una de las cinco asociaciones vascas de usuarios de cannabis que trabajan actualmente ofreciendo consejo sobre las pautas de utilización de la planta.
Guerra de intereses
Amaia, al igual que lo ha hecho Pannagh en numerosas oportunidades, protesta porque «entre las guerras de intereses de políticos, farmacéuticas, médicos... los que perdemos somos los pacientes» y reclama el derecho a que la gente pueda elegir cómo tratar su cuerpo, porque «empleando la marihuana no hacemos daño a nadie».
La Audiencia de Bizkaia archivó recientemente la causa abierta contra Pannagh, una asociación legalmente constituida sin ánimo de lucro, por poseer una plantación de cannabis en Iurreta que abastecía a sus 70 miembros, 39 de ellos en tratamiento terapéutico con marihuana.
Martín Barriuso, presidente de esta asociación que está integrada en la Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC) para la lucha por cambios legislativos admite que «ha disminuido la alarma social» respecto al empleo de la marihuana, pero se lamenta de que «la legislación siga siendo la misma».
En el ordenamiento español, la Ley 17/1967 regula el consumo de estupefacientes y la Ley de Protección de Seguridad Ciudadana 1/92 es la que sanciona la posesión de pequeñas dosis para el consumo en lugares públicos, ya que únicamente es legal el consumo y la tenencia de forma privada. La posesión con fines comerciales lo sanciona el código penal.
Ley del Medicamento
Por otro lado, la recién aprobada por el Parlamento español Ley del Medicamento tiene un apartado especial para ciertas sustancias medicinales estupefacientes, como el cannabis, lo que hace que el Ministerio español de Sanidad pueda conceder autorizaciones para su uso científico o médico.
Este ha sido el caso de los dos programas piloto de uso de marihuana con fines terapéuticos centralizados en el Hospital Valle de Hebrón en Barcelona. El nombre del nuevo medicamento es Sativex, que tiene como objetivo mitigar los síntomas de dolor y los espasmos que sufren los enfermos de cáncer, esclerosis, anorexia o sida. Este aerosol bucal, estandarizado en su composición, será estudiado en 600 pacientes hasta finales de este año 2006 para determinar los efectos que produce.
El doctor Navarrete Varo, que pertenece al equipo directivo de la Asociación Internacional por el Cannabis como Medicamento (IACM), valora el hecho de que se haya estandarizado un extracto de cannabis y opinó que «mejorará la situación de los estudios con esta planta», que eran difíciles hasta el momento por la «variabilidad de su composición química».
Habrá colectivos que, por los síntomas que les provocan sus enfermedades, se verán especialmente influidos por estos últimos avances. En Bizkaia, por ejemplo, las mujeres de la Asociación de Cáncer de Mama (ACAMBI) lleva meses utilizando la marihuana con fines terapéuticos porque les alivia los efectos secundarios de la quimioterapia, los vómitos y la falta de sueño y de apetito.
Esta agrupación, que cuenta con 425 afectadas por ese mal, defiende la regulación del cannabis para uso terapéutico ya que, como explica a María José Macaya, de la junta directiva, «ahora mismo cada una decide la dosis según su propio criterio» cuando lo que necesitarían sería asesoramiento médico y pautas de uso. -
BILBO