Hace hoy exactamente quince años, una Donostia que también celebraba su Aste Nagusia se conmocionó. A primera hora de la tarde, la Guardia Civil rodeaba la casa Tolaretxe, situada en la parte alta del barrio de Morlans y comenzaba un asalto que se prolongó durante unas cuatro horas. Como consecuencia de la operación policial, tres miembros de ETA resultaron muertos. Eran Iñaki Ormaetxea, de 24 años y vecino de Urbina; Jokin Leunda, de 35 años y vecino de Beasain; y Patxi Itziar, de 40 años y vecino de Deba. Dos guardias civiles resultaron heridos.La operación de la Guardia Civil se caracterizó por el empleo de abundante armamento, incluidas granadas y botes de humo que lanzaron al interior de aquella vivienda con el objetivo, supuestamente, de hacer salir aquienes se encontraban en la casa.
El entonces director de la Guardia Civil, Luis Roldán, cuyas actividades corruptas todavía no eran conocidas públicamente, viajó hasta Donostia paracomparecer ante los medios de comunicación en el Gobierno Civil, y destacar la importancia de la operación que acababa de llevar a cabo el insti- tuto armado español.
AMPLIA OPERACION POLICIAL
Yes que la jornada del 16 de agosto acabó, además de con las tres dramáticas muertes de Morlans, con otros once ciudadanos vascos detenidos en Donostia, Orereta y Usurbil por la Guardia Civil, que les acusaba de pertenecer al «comando Ipar Haizea» de ETA.
Según la versión expuesta por Luis Roldán, el tiroteo se inició cuando los guardias civiles localizaron a Maria Eugenia Muñagorri, que tenía alquilada la casa de Morlans, «y los ocupantes del piso agredieron a las fuerzas de apoyo que rodeaban el edificio».
Las familias de los fallecidos, HB y Gestoras pro-Amnistía se encargaron de desmontar esta versión oficial difundida por el Gobierno Civil de Gipuzkoa. Así, por ejemplo, subrayaban que Patxi Itziar murió de «un tiro a quemarropa, a cañón tocante que recibió estando ya reducido». Su cuerpo apareció en un colchón en la cocina. Laversión gubernamental hablaba incluso de «suicidio» al verse rodeado por los efectivos de la Guardia Civil.Sólo tenía ese disparo en la sien.
Iñaki Ormaetxea apareció en el baño con dos impactos en zonas no vitales y otra herida en la cara que le fracturó la base del cráneo y le ocasionó la muerte. Este último disparo fue realizado a unos 25 centímetros.
Jokin Leunda presentaba doce impactos de bala, sólo uno mortal. Afectó al corazón y fue realizado a muy corta distancia.
De hecho, el Juzgado de Instrucción número 1, dirigido por Fernando Andreu, abrió diligencias previas sobre la actuación de la Guardia Civil y siete agentes estuvieron procesados.
Sin embargo, el Gobierno Civil de Gipuzkoa parecía preocupado por otra cosa: su reacción fue enviar a la Fiscalía las declaraciones de los portavoces de HBen los que denunciaban la actuación de la Guardia Civil, «por si pudieran ser constitutivas de delito».
Finalmente, Andreu ordenó el archivo de las diligencias en noviembre de 1993, al considerar que «no se han encontrado indicios racionales de criminalidad contra persona alguna como personalmente responsable de las tres muertes».
Las muertes de Morlans no fueron las únicas que se produjeron en similares circunstancias en aquella época, hasta el punto que KAS acuñó la expresión «tirar a matar» para definir la actuación de las distintas fuerzas policiales.
CASOS SIN ESCLARECER
Y es que apenas dos semanas después de las tres muertes de Morlans, el 30 de agosto de 1991, Juan Mari Ormazabal falleció durante un enfrentamiento con la Ertzaintza en el barrio bilbaino de Begoña. Ormazabal falleció como consecuencia de un disparo en la sien, efectuado a quemarropa, cuando ya había recibido otrodos disparos, uno en la rodilla y otro en el corazón.
Cuatro meses antes, en mayo de 1991, habían muerto en otro enfrentamiento con la Guardia Civil registrado en la localidad catalana de Lliça d’Amunt Joan Carles Monteagudo y José Félix Erezuma. Entonces se habló de una supuesta venganza de los agentes del instituto armado por el atentado que ETA había llevado a cabo la víspera contra la casa-cuartel de Vic.
El año anterior, 1990, también registró muertes en circunstancias que presentan serios interrogantes y nunca fueron esclarecidas del todo. Así, en la Foz de Irunberri fallecieron Susana Arregi y Juan Mari Lizarralde tras un tiroteo con la Guardia Civil. Una sentencia que absolvió a su compañero Germán Rubenach enterró la versión oficial de que ambos se habían suicidado con el apoyo de éste. Y Mikel Castillo murió al recibir un disparo por la espalda cuando huía de la Policía española en Alde Zaharra de Iruñea.
Todas estas muertes hicieron denunciar a KAS la
existencia de «una estrategia perfectamente diseñada».-
El PP reclama vetar el acto de recuerdo
de hoy
Como todos los años, el movimientos pro amnistía de Donostia ha organizado un acto en recuerdo a los tres muertos en el tiroteo de Morlans para hoy a las 18.30 en el mismo lugar en el que se produjo el enfrentamiento. El parlamentario del PP Carlos Urquijo pidió ayer al consejero de Interior del Gobierno de Lakua, Javier Balza, que «impida la celebración de este acto», al tiempo que destacó que «los homenajes a quienes han participado en actos de terrorismo están tipificados como delito en el Código Penal».
IRUÑEA