DONOSTIA
El 25 de octubre de 2004, Iñaki de Juana Chaos cumplió en su integridad la condena que le impusieron los tribunales españoles. Llevaba casi dieciocho años encarcelado. Pero no recuperó su libertad. Lo impidió la Sala de lo Penal número 1 de la Audiencia Nacional, que rechazó las redenciones por estudios validadas anteriormente por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 3 de Madrid.Poco después se fijó una nueva fecha para su excarcelación. Febrero de 2005. Este anuncio desató una intensa campaña de rechazo por parte del PSOE, del PP y de algunos medios de comunicación. En enero, un mes antes de la puesta en libertad, el juez Grande-Marlaska dictaba prisión incondicional y sin fianza para el preso donostiarra, acusándole de los delitos de «pertenencia a organización terrorista» por el que ya había sido juzgado y condenado y de «amenazas terroristas».
«El escudo» y «Gallizo»
Las «pruebas» esgrimidas por el magistrado eran dos artículos de opinión escritos por De Juana y publicados en GARA en diciembre de 2004. Los textos se titulan «El escudo» y «Gallizo». La acusación se sustenta sobre todo en este último, en el que el preso critica a la directora de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, por una serie de nuevos nombramientos al frente de algunas cárceles españolas. Poco después, Grande-Marlaska fue sustituido al frente del Juzgado de Instrucción número 1 por Santiago Pedraz, quien a principios de junio de 2005 ordenaba el archivo de la causa, al estimar que en ambos artículos no se evidenciaba amenaza alguna ni relación con ETA. La puesta en libertad de Iñaki de Juana se fijó para el 3 de agosto.
Pero la Sala de lo Penal número 1 desautorizó a Pedraz y le ordenó que decretara el procesamiento del prisionero político vasco. Era el 7 de julio. Unos días antes, el ministro español de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, ya adelantaba que «se va a hacer cuanto esté en nuestras manos para que no se produzcan excarcelaciones prematuras». En junio de 2006, la Fiscalía de la Audiencia Nacional daba a conocer su petición: 96 años de cárcel. En estos momentos, De Juana lleva cerca de dos décadas preso.
Para protestar por esta situación, el preso donostiarra comenzó el 7 de agosto una huelga de hambre indefinida. En una rueda de prensa celebrada ayer en Donostia, Etxerat y Askatasuna lo confirmaron y recordaron que De Juana, encarcelado desde enero de 1987, fue «cruelmente torturado en su detención» y que posteriormente «ha pasado por diez cárceles en las peores condiciones: ha sido víctima de palizas y otros malos tratos, sometido a aislamiento, incomunicado y destinado a la cárcel más alejada de los suyos». En la actualidad se encuentra en Algeciras, a más de 1.200 kilómetros de la capital guipuzcoana.
«Política de aniquilación»
Argitxu Martínez, en nombre del colectivo de familiares, subrayó que De Juana se ha visto obligado a iniciar este ayuno para hacer frente a «la criminal política carcelaria que mantienen los estados español y francés», que pretenden «aniquilar física, síquica y políticamente» a los prisioneros vascos, a sus familiares y a sus amigos. La representante de Etxerat se dirigió al PSOE para exigir el final de la actual política penitenciaria. «Hablan ustedes de paz mientras someten a nuestros familiares y amigos presos a unas medidas excepcionales que no figuran en ningún código internacional», apuntó.
Unas medidas que «nada tienen que ver con la paz ni con ninguna solución, ya que nos hieren, nos exterminan a familiares y amigos y, en último término, no hacen sino propagar el dolor y alimentar el conflicto», denunció. Martínez lanzó «un dramático SOS» a la sociedad vasca, a la que emplazó a asumir «mayores compromisos en defensa de los derechos de nuestros presos y exiliados políticos», para lograr su repatriación y el reconocimiento de su estatus político.
Asimismo, exigió la puesta en libertad de quienes han cumplido las tres cuartas partes de su condena o se hallan enfermos. «Del mismo modo, que saquen a todos nuestros familiares presos del aislamiento, de la soledad, de la incomunicación, del alejamiento y que puedan ser sujetos de plenos derechos en Euskal Herria», añadió.
«Tanto a los partidos políticos como a esos responsables institucionales que no cesan de hablarnos de paz y de solución les exigimos que dejen definitivamente de ocultar la incesante violación de derechos que cometen ambos estados y presionen ante el PSOE y UMP para que éstos respeten, en cualquier situación política, los derechos de los hijos e hijas de este pueblo que retienen presos y que quieren ver humillados o muertos».
«No ha cambiado nada»
Por parte de Askatasuna, Aritz Larrañaga constató que la huelga de hambre iniciada por Iñakide Juana evidencia que «la actitud de los estados respecto a los presos políticos vascos no ha cambiado nada. Mantienen una política asesina y han ido más lejos con la aplicación de la cadena perpetua».El portavoz del movimiento antirrepresivo subrayó que «en la situación actual, tratan de condicionar el proceso político abierto en EuskalHerria y quieren utilizar a los presos para realizar un chantaje político». A su juicio, todo ello responde a un esquema «muy bien diseñado y planificado, para el cual han creado herramientas especiales en los últimos años».
Larrañaga indicó que «vamos por muy mal camino si ésta es la demostración de la actitud y la voluntad que tienen los dos estados en torno a la resolución del conflicto».
A Basagoiti (PP) le
preocupan las fotos de presos en las txosnas
Como es habitual, el portavoz del PP en Bilbo, Antonio
Basagoiti, ha vuelto a preocuparse en los prolegómenos de la Aste Nagusia por la
posibilidad de que en el recinto de las txosnas aparezcan pancartas o fotos de presos. Ayer instó a las comparsas a que «demuestren que quieren la paz» suprimiendo cualquier imagen de este tipo.
El concejal del PP argumentó que «si realmente estamos en un proceso de paz, tienen en su mano quitar esos carteles de las txosnas y el chupinazo».