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Josu ORMAETXEA | Hermano de Iñaki Ormaetxea
«Ahora vemos claro que entonces tenían órdenes de tirar a matar»
Josu Ormaetxea se encontraba en prisión cuando conoció la noticia de que la Guardia Civil había matado a su hermano Iñaki, a Patxi Itziar y a Jokin Leunda. Quince años después, constata que «ahora tenemos claro que entonces tenían órdenes de tirar a matar» y reclama el derecho que les asiste a «recordar a nuestros muertos tal y como nosotros queremos, del mismo modo que ellos homenajean a sus víctimas».
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Hace quince años, Josu Ormaetxea se encontraba en
prisión. Allí le llegó la noticia de que su hermano menor Iñaki había fallecido
en Morlans. Desde esta perspectiva, en este aniversario reflexiona en esta
entrevista sobre lo ocurrido y sobre con- ceptos como el del perdón y el papel
de las víctimas.
¿Cómo vivió los hechos de aquel 16 de agosto de 1991?
En aquel momento, yo estaba en prisión y las sensaciones que más recuerdo son las de odio e impotencia. Por aquel entonces, en las cárceles también estábamosen una situación muy precaria e intentaron chantajearmeponiéndome unos requisitos especiales para poder salir a despedir a mi hermano. No lo acepté y permanecí todos esos días en la cárcel. Fueron unos momentos muy duros, como puede comprender cualquier persona. Al mismo tiempo, fue una sorpresa, pero tenía interiorizado que debido a la situación que vivía Euskal Herria a mi hermano le podía suceder en cualquier momento lo que le ocurrió. Lo de Morlansno fue algo aislado. No hay más que recordar lo que ocurrió con Ormazabal en Begoña, en Lliça d’Amunt o en la foz de Irunberri. Ahora vemos claro que entonces tenían órdenes de tirar a matar. Han sido capaces de utilizar cualquier medio contra quienes luchan por la independencia de Euskal Herria. ETA ha declarado una tregua, pero hay otros que no están en tregua. No podemos olvidar que ha habido dos muertos en prisión y que fuera también ha habido fallecidos, como Iñaki Rike, el último de ellos. Lo cierto es que yo perdí un hermano muy joven, pero siento que sigo estando en un contacto muy estrecho con él. Destacaría también la impotencia, porque te preguntas cuál es la razón por la que tu hermano menor ha tenido que asumir el mismo compromiso que tú asumiste en su día y cuál es el motivo por el que mucha gente en Euskal Herria tiene que optar por la vía de las armas. La razón es que no se le reconoce a este pueblo los derechos que le corresponden y que existen falsos pacifistas y jeltzales que no trabajan por este pueblo. Además, optan por callarse cuando la izquierda abertzale es directamente atacada.
¿Qué opina cuando en estos momentos se habla únicamente de unas víctimas y se olvidan a muertos como los de Morlans o cuando el obispo de Bilbo acaba de reclamar a ETA que pida perdón?
Pero ¿quién es el obispo de Bilbo para exigir lo que está exigiendo? ¿Qué derecho tiene a reclamar ese perdón cuando la Iglesia todavía no ha pedido perdón por los republicanos que mataron en parte por su culpa, pese a que han pasado 70 años?Mientras no pidan perdón por lo que provocaron en 1936 y por la gente que murió por su culpa, lo menos que podrían hacer es estarse callados. Yo he sido militante de ETA y asumo todo lo que hice por la libertad de Euskal Herria. Otra cosa es que familiares de alguien que haya muerto por una acción de ETA señalen que sufren. Eso lo puedo asumir, claro está.
¿Piensa que no existe la misma consideración a quienes han muerto de un lado y a quienes han muerto del otro? Se
habla mucho de los daños y las víctimas generadas por ETA en este largo conflicto, pero víctimas hay en los dos lados. Yo no me voy a meter en cómo tienen que homenajear a sus víctimas, pero ¿por qué no nos dejan recordar a nuestros muertos tal y como queremos? ¿Qué derecho tienen? Son unos acaparadores del sufrimiento y al resto nos impiden mostrar nuestro dolor. ¿O es que mi madre no ha sufrido durante todos estos años? O la madre de Patxi Itziar, o la de Jokin Leunda... Parece ser que los demás no sufrimos. Ese planteamiento es una gran mentira y ellos lo saben perfectamente. Yo les pediría un poco de honestidad. No les voy a negar nunca el sufrimiento que ellos están padeciendo ni voy a homenajear nunca a sus muertos, pero tampoco voy a ir en contra de los actos de recuerdo que organizan. Tampoco les pido que reconozcan a quienes han muerto de nuestro lado, para eso ya estamos nosotros. Lo único que les pido es que nos dejen a hacer a nosotros lo mismo. En cualquier caso, a mí no me gusta el concepto de
víctima. Yo no considero a mi hermano como una víctima, sino como un voluntario
que optó el camino de la lucha y al que, desgraciadamente, mataron en Morlans.
No era una víctima, sino un luchador por la libertad de Euskal Herria. Es una
víctima, en todo caso, en la medida que Euskal Herria también es una víctima en
este conflicto.
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