BAGDAD. ­ Una serie de ataques suicidas y atentados con bomba dejaron ayer al menos 45 muertos y cientos de heridos en el país árabe ocupado, una muestra de que la violencia en Irak continúa imparable, a pesar del llamamiento del primer ministro Nuri al Maliki en favor de la reconciliación. Bagdad, Kirkuk, Baaquba y Basora fueron escenario de atentados. Una bomba colocada en una furgoneta detonó ante el Hotel Palestina, en el centro de Bagdad, dejando al menos nueve muertos y veinte heridos. Otra estalló en el aparcamiento de un diario oficial, “Al-Sabah”, en la capital, dejando al menos tres muertos y treinta heridos. En Kirkuk se produjeron dos atentados suicidas con claro componente antikurdo, que dejaron al menos doce muertos. En Basora, un kamikaze llegó en motocicleta a un mercado y se inmoló, causando al menos siete muertos.

La muerte de un rebelde desata una «guerra eterna» en Pakistán

quetta. ­ La Policía paquistaní detuvo ayer a cientos de manifestantes, en el segundo día de violentas protestas por la muerte el sábado de un jefe tribal rebelde a manos del Ejército, mientras algunos grupos políticos consideraron que la muerte de Nawab Akbar Bugti ha desatado una «guerra eterna». Manifestantes quemaron decenas de negocios, autobuses, bancos y vehículos de la Policía en Quetta, capital de Baluchistán, en desafío a un toque de queda de 24 horas impuesto por el Gobierno del golpista Pervez Musharraf. Policías recibieron heridas leves en un enfrentamiento contra manifestantes, algunos de ellos con pistolas, que querían saquear un banco y varias tiendas en el norte de Quetta. Además, una explosión dañó un edificio del Gobierno y también fue atacada una estación telefónica en Kalat, a unos 250 kilómetros al sur de Quetta. El jefe de Policía de Quetta, Suleman Sayed, dijo que 450 personas fueron detenidas ayer en la localidad. La violencia se ha extendido ya a otras partes de la empobrecida Baluchistán y a la superpoblada ciudad de Karachi, la capital de la provincia de Sindh.