- Los rojillos inician la temporada con una derrota en propio feudo -
Schuster nutre la leyenda de El Sadar como talismán suyo
·Osasuna no acertó en el primer tiempo y fue superado después por un efectivo Getafe
OSASUNA 0 GETAFE 2
IRUÑEA Osasuna sigue sin conocer la victoria en competición oficial en lo que va de la presente temporada. Dos empates en la previa de la Champions no sirvieron de mucho al quedar eliminados y la derrota de ayer ante el Getafe son el bagaje que hasta ahora lleva la escuadra rojilla.Sin embargo, la campaña no ha hecho más que comenzar y sería imprudente y prematuro sacar ya conclusiones que seguramente no responderían a la realidad. Flaco favor se haría si, a las primeras de cambio, saltaran las alarmas, cuando el club de la Plaza del Castillo se ha caracterizado por mantener la tranquilidad, al menos con entrenadores pretéritos. Lo cierto es que Bernd Schuster volvió a demostrar que le tiene tomada la medida a Osasuna y a El Sadar, aunque si los rojillos hubieran estado acertados en un primer tiempo decente, a lo mejor el resultado hubiera sido bien distinto. El desmoronamiento de la reanudación propició que volaran otra vez los tres puntos. Las dos escuadras se plantaron en el césped de El Sadar con la firme idea de asfixiar y cortocircuitar la salida de balón del rival. Raúl García ejecutaba tal labor por parte rojilla, mientras Sousa era el encargado de hacer lo propio en el lado getafense. Conforme fueron avanzando los minutos, la lucha en la medular se fue decantando del lado navarro. Puñal y Raúl García comenzaron a combinar con unas ayer remozadas bandas Ziganda añadió a la ya sabida entrada de Corrales la incorporación de última hora de Valdo, en detrimento de David López, que obligaron a retrasar líneas a las huestes de Bernd Schuster. La presión del Getafe, que comenzó en los tres cuartos de campo, bajó hasta la línea divisoria del terreno de juego, lo que permitió que Osasuna dispusiera del esférico durante la mayor parte del tiempo. Ello se tradujo en oportunidades rojillas, que no cuajaron en gol. Soldado, que volvió a caracterizarse por no estar muy presente en el juego navarro, fue quien dispuso de mayores ocasiones en los primeros cuarenta y cinco minutos. Hasta tres se contabilizaron en sus botas, pero el valenciano no estuvo acertado cuando más lo necesitó su equipo. Osasuna amagaba, pero no golpeaba y eso ya se sabe en qué se transforma cuando se habla de fútbol. La escuadra navarra había demostrado su incapacidad para perforar la portería rival, todo lo contrario que el Getafe, que no dispuso de ocasiones claras, pero consiguió adelantarse en el marcador cuando apenas habían pasado siete minutos de la reanudación con un intencionado disparo de Celestini, que sorprendió a Ricardo. Nada menos que un cuarto de hora les costó a los locales recuperarse del mazazo. E incluso, noqueados por el soberano golpe, pudieron encajar otro gol en una pifia de Cuéllar, que tuvo que remendar Josetxo cortando el disparo de Nacho.
El Pato hace de las suyas Osasuna pudo darle la vuelta a la tortilla, pero entonces apareció Pato Abbondanzieri, con el que abuen seguro habrá soñado Puñal, para demostrar su calidad y mantener la portería getafense a cero. El capitán uhartearra pudo darle otro cariz al encuentro si el portero internacional argentino no le hubiera detenido sendos disparos desde el área en el 66, además de otra ocasión de Milosevic, cinco minutos después, tras fallo de la defensa madrileña, en la que nuevamente Pato volvió a imponerse.
Pero el Getafe dio la puntilla a renglón seguido en otra jugada en la que precisamente Puñal fue desafortunado protagonista. El pivote rojillo estuvo lento en la circulación del balón y lo perdió en propio campo, a manos de un incisivo Sousa. El desajuste de la línea defensiva, que no se esperaba el error, propició la colada de Nacho por la izquierda, quien, esta vez sí, remató a placer.A partir de ahí, nada de nada. Mucho corazón, pero poca cabeza, mientras una parte de la afición reprochaba el «rojillo, échale huevos», acompañado de algunos pitidos al final.
De nada sirvió que funcionaran las bandas
N.M.
IRUÑEA Osasuna abrió más el campo que en los dos partidos de la previa de Champions, fruto sobre todo de que las bandas rojillas ayer sí funcionaron, al menos en la primera parte. La entrada de Valdo en el carril derecho, si bien tanto el leonés como Delporte se intercambiaron de posi-ciones a lo largo del choque, mejoró las prestaciones de la escuadra navarra durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Sabedor de la oportunidad que se le presentaba y después de pasar una temporada plagada de lesiones, Valdo salió muy motivado y buscó desbordar al contrario, si bien tuvo que ser sustituido cuando se le acabó el oxígeno. El polivalentejugador se permitió el lujo de realizar algún que otro recorte dentro del área y dispuso de una buena ocasión para inaugurar el marcador, pero disparó a las manos de Pato. Por su parte, Delporte se mostró más activo que en anteriores encuentros y se entendió en más de una jugada con Corrales, que subió al ataque en más de una ocasión. Sin embargo, esta mejora en el juego de los carrileros no pudo traducirse en el marcador. Los errores de Pérez Lima desquiciaron a la
afición rojilla
Los errores continuados de Pérez Lima acabaron por desquiciar a la afición rojilla, que ya lo despidió con pitidos cuando finalizó el primer tiempo. El colegiado canario no dio una a la hora de administrar justicia en el terreno de juego y sustituyó su carencia de autoridad con un continuo reguero de tarjetas amarillas. La ausencia de criterio del trencilla isleño fue patente especialmente cuando se trató de jugadas conflictivas dentro del área. Pérez Lima volvió la vista cuando en el tiempo de descuento de la primera parte hubo un más que notorio agarrón de Alexis a Raúl García, lo que provocó el enfado de la grada, que se prolongó durante la reanudación. -
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