Se entiende la dificultad de la ONU de conseguir integrar su fuerza de paz. Israel hace lo que quiere, no cumple con total impunidad las resoluciones de la ONU que no considera convenientes. Aunque le exige al Líbano cumplirlas, no respeta a ninguna autoridad, son los reyes del mundo.Las fuerzas de la ONU descubrirán sorprendidas que estarán bajo el mando tácito de las fuerzas armadas israelíes. Podrán ser asesinados si Israel sospecha que cerca de ellos hay alguna fuerza de Hezbolá. Podrían ser torturados para dar información sobre el movimiento de esas fuerzas, en fin, serán como los muñecos de las kermeses que la gente usa para divertirse arrojándoles proyectiles.
Está claro que no será fácil construir esa fuerza, pero... siempre existen los pobres, los descartables, y así como los EEUU armaron sus fuerzas para Irak con gran cantidad de descartables, la Europa del capital también tiene los suyos. O sea que, a la larga, siempre hay pueblo para mandar al sacrificio.
Estas posibilidades no nacen de las fantasías de una mente afiebrada, los hechos muestran la total sumisión de la ONU al Estado de Israel. La muerte de los cuatro soldados de la ONU, a pesar de que les avisaron diez veces a las fuerzas israelíes de que estaban siendo atacados y de cuál era su ubicación, muestra que a los sionistas no les importa ni tienen ningún respeto por las Naciones Unidas. Ninguna medida punitiva fue lanzada contra los agresores, sólo unas quejumbrosas palabras de Kofi Annan.
Con el apoyo de los EEUU y sus sirvientes, Israel consiguió una resolución que podría calificarse como patética. Cuando ellos reciben sin límites las armas más sofisticadas y mortíferas que los EEUU les hacen llegar, al Líbano le prohíben recibir armas.
¿Qué hacer con este niño descarriado a que es imposible obligar a cumplir las reglas más elementales de la civilización y de los derechos humanos? Pienso que con el poder de su propia fuerza y la de su tío rico, nada podemos hacer en ese campo. Lo que sí nos queda es ignorarlos. ¿Cómo? No comprando ningún producto de ellos. También usando la fuerza de la palabra para que los ciudadanos israelíes y estadounidenses entren en razones y perciban que en última instancia su afán colonialista no deja de ser vanidad de vanidades. Pero en un cierto ámbito, sin embargo, hay esperanza. Los estadounidenses están reaccionando frente al contundente estudio de dos intelectuales valientes, Stephen Walt, de Harvard, y John Mearsheimer, de Chicago, sobre el lobby israelí en los EEUU. El pueblo no puede permitir que la política exterior de los EEUU esté dirigida al bienestar de Israel, muchas veces en desmedro de la conveniencia para el pueblo estadounidense. Dicho informe prueba de forma contundente la existencia y la exitosa operación de ese lobby. Está claro que los medios de comunicación dominados por los sionistas han descalificado o, peor aún, ignorado el informe, pero hoy, con internet, la manipulación no es tan fácil.
En realidad, el primer actor debería ser el pueblo estadounidense, ya que es su gobierno el que está permitiendo las peores tropelías del siglo XXI y ellos mismos están siendo enormemente perjudicados por su «relación carnal» con Israel.
Y nosotros, ciudadanos, recordemos la sabiduría de un graffiti que decía: «Padre, todo te perdonaré, salvo que por cobardía no hayas luchado por un mundo mejor para tus hijos». -
© “Rebelión”
(*) Guillermo F. Parodi es escritor, profesor
universitario, miembro del Observatorio Internacional de la Deuda y de los
colectivos de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad
lingüística.