Bilboko Aste Nagusia
Cómic y algunas dosis de surrealismo para la triste despedida de Marijaia
Un espectáculo de danza y teatro de la compañía catalana Sol Picó fue la obra elegida y adaptada por la compañía Hortzmuga para el final de Aste Nagusia y la despedida de Marijaia. Tal y como viene siendo habitual cada año, el entorno del Arriaga se quedó pequeño para el número de personas que no quisieron perderse el acto. Marijaia acabó siendo pasto de las llamas, mientras el cielo de Bilbo se iluminó con la última sesión de los fuegos artificiales.
BILBO
Se acabó lo que se daba. Con la desaparición de Marijaia concluye el periplo festivo en las capitales de Euskal Herria, toda vez que las fiestas veraniegas de nuestra geografía van tocando a su fin. Bilbo despidió, una vez más, su Aste Nagusia, una edición festiva en la que, a falta de las consabidas valoraciones, ha habido claroscuros. Se ha repetido el habitual esquema de mayor afluencia el primer sábado y el largo fin de semana que concluyó ayer, mientras el resto de días, tal y como se suele decir, se podía estar a gusto. Cabe destacar el amplio programa desarrollado por las comparsas en las txosnas. La mañana de ayer estuvo protagonizada por el certamen gastronómico y las finales del torneo de pelota de la Esperanza, hasta que los gigantes y cabezudos hicieron su aparición en el Arenal, para disfrute de los más pequeños y de sus acompañantes. En ese momento ya había dado comienzo el concierto de txistu que mantiene cada año su tirón en la jornada final de fiestas. Maialen Lujanbio, Aitor Mendiluze, Unai Iturriaga y Sustrai Colina protagonizaron la sesión de bertsolaris en Santiago y hubo, tal y como estaba programado, teatro de calle, bilbainadas y txikigune en Ripa. A las 22.00 comenzó en la Plaza del Arriaga el espectáculo de clausura de Aste Nagusia. Cayeron algunas gotas de lluvia amenazantes sobre un Arenal que presentaba un aspecto que no parecía estar relacionado con el final de fiestas.
Con los auriculares
Hubo mucha gente y, como dato curioso, numerosas camisetas del Athletic y auriculares en los oídos, ya que en esos momentos se jugaba la segunda parte del derby. Hubo quien mantuvo el humor, empeñado en comerse unos churros tumbado en el suelo, mientras algunos se arremolinaban a su alrededor interesándose por si le ocurría algo. En esta ocasión, Hortzmuga escenificó y adaptó ‘‘Divadivina’’, una obra de la compañía de danza catalana Sol Picó. Fue un espectáculo de danza y teatro que viene a desarrollar en clave de cómic y situaciones surrealistas las aventuras de una diva llegada de otro mundo y que busca de manera desesperada el encuentro con la tierra, el mundo real y con la gente que le entienda. Una pantalla contribuyó a que el montaje pudiera ser seguido por mayor número de gente, ya que el entorno del teatro y la bajada del puente volvieron a quedarse pequeños. Y hablando se surrealismo, en la cercana Plaza Circular las txosnas allí situadas optaron por elimar la música y sintonizaron una emisora para escuchar, a todo volumen, la retransmisión del partido de San Mamés. Pasaban las 22.30 cuando concluyó la escenificación de Hortzmuga y en ese momento Marijaia fue, un año más, pasto de las llamas, entre numerosos lloros y lamentos. En ese mismo momento dieron comienzo los fuegos artificiales de la pirotecnia polaca Najaka Art. Fue el momento final de Aste Nagusia 2006 y queda ya mucho menos para que Marijaia vuelva por sus fueros a la capital vizcaina.
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