Tras su éxito en el magnífico festival Via Stellae de Santiago de Compostela, Les Musiciens du Louvre visitaron Donostia al mando de su direc- tor, el cada día mejor Mark Minkowski, y ofrecieron en versión concierto, a sólo unos días de haberla dado en el mismísimo Salzburg, la ópera “Mitridate Re di Ponto”. Es un milagro de un Mozart quinceañero, en el que ya aparecen imparables los rasgos del genio: el enfoque sinfónico o concepción orquestal en dos o tres partes de las arias, dúos, etcŠ que, sin embargo, apoyan en todo momento a la voz; la evolución impuesta a los números cerrados; la adaptación de las formas usadas para expresar y caracterizar la personalidad de cada uno, y la creación mediante la música de personajes de estatura universal, característica que les confiere una vigencia inagotable y duradera. Sin estos rasgos, Wolfgang Amadeus Mozart jamás hubiese alcanzado las metas más altas de la música pura.

El grupo homogéneo orquestal, la compensación sonora lograda junto a los excelentes solistas, la cuidada matización y el empuje enérgico prestado, junto a delicadezas líricas, hicieron feliz al auditorio, que gozó de unas voces de soprano ­timbrada y brillantemente fraseada en Netta Or; arqueada y sutil en Miah Persson; peculiar emisión y dicción en Injela Bohlin­ que compartieron aplausos celebrados con el tenor abaritonado Richard Croft, el contratenor sufridor biendicente y de modelador fraseo Pascal Bertin,así como el complementario tenor Colin Lee. El dúo de las dos sopranos elevó el listón de los demás cantantes, que lucieron su propio palmito vocal bien refrendado por el público. -

OTXANDIO