A raíz de la polémica que ha originado la Ley Antitabaco, Angel Gago, presidente de la Federación de Hosteleros de la CAV, explica la situación de este gremio ante la nueva normativa.

-El 1 de setiembre acaba el plazo para acondicionar los locales para fumadores. ¿Los hosteleros están preparados para el cambio?

Lo primero que hay que precisar es que todos los establecimientos con actividades de superficie útil inferior a 100 metros cuadrados, no tiene ningun tipo de obligación en este sentido; sólo tienen que decir si se prohíbe o si se permite fumar. Por lo tanto, quedan excluidos. La problemática derivada de la ley se circunscribe aproximadamente a un 5-6% de los locales de la CAV, ya que el 95% restante sólo tiene que elegir la fórmula de fumar o no fumar. Son ciertas actividades de una dimensión las que se tienen que preocupar. Si nos concretamos en este tipo de locales hay diferentes problemáticas, y los medios de comunicación están volcando su atención a la compartimentación de los mismos.

-Es esa expresión, la de «compartimentación», la que está dando lugar a diferentes interpretaciones...

Al respecto hay que mencionar dos o tres cuestiones. La primera es que hay un término equivocado que normalmente se utiliza en la información pública; al hablar de compartimentación, la ley habla de actividades, no de establecimientos. Un local puede que tenga dos actividades y habría que medir la superficie que ocupa cada una de manera separada, por lo que los afectados son menos. Supongamos que un local es bar y restaurante al mismo tiempo. Imaginemos que la actividad de bar ocupa 90 metros cuadrados y la del restaurante 80. La superficie total de local sería de 170, es decir, superaría los 100 metros cuadrados, pero 80 y 90 son menos de 100, por lo que la superficie de cada actividad es inferior y no necesita compartimentarse. No es como mucha gente piensa, entrar con el metro y «esto tiene 120 metros», porque si tiene dos actividades quizá resulta que no tiene la obligación de compartimentar. Para esas actividades que tienen más de 100 metros útiles ­de los cuales un 80-90% son restaurantes­, la diferencia ha surgido en que nosotros, como Federación de Hostelería y mientras no exista una normativa autonómica, interpretamos la palabra compartimentación como la acción de dividir una zona en varias partes. Hay defensores que hablan de un mensaje de compartimentación estanca, y ahí es donde está surgiendo la diferencia. Nosotros entendemos que si el Parlamento hubiera querido decir compartimentación estanca, lo hubiera dicho. Pero no lo dijo y, por lo tanto, nosotros interpretamos que compartimentar puede ser la perfecta señalización de espacio reservado para fumadores y para no fumadores. Y eso es lo que hemos aconsejado a los empresarios, mientras no exista una normativa autonómica.

-Por lo tanto, ¿están a la espera del desarrollo de la ley a nivel autonómico?

Las comunidades autónomas, lógicamente, están en una situación muy delicada porque no saben exactamente qué hacer. No porque sean incapaces, sino porque tienen un problema que es difícil de resolver. Creo que la ley cuenta con 23 artículos, 14 de los cuales cuentan con desarrollo autonómico, pero ninguna comunidad autónoma se arriesga a legislar sobre algo que puede volverse en contra de los afectados. La ministra Salgado y el presidente Zapatero, a poco más de mes de aprobarse la ley, anunciaron a la prensa, pública y explícitamente, que la ley se podría endurecer. ¿Qué institución, autonómica o estatal, tiene el valor de exigir a sus administrados que hagan obras de adaptación cuando tiene la Espada de Damocles encima, en el sentido de que la ley se puede endurecer? Si yo ahora hago una obra, y en un momento determinado el Gobierno me cambia la ley, y me dice que está prohibido fumar, ¿qué hago con la obra? No creo que sea mucho pedir que si se obliga a hacer algo haya una garantía de que no se va a rectificar la ley en un tiempo determinado, y en ese caso, habría que hablar de permisos, licencias municipales, decisión de los propietariosŠ cosas que la ley no ha contemplado, ni siquiera las ayudas. Además, hay que tener en cuenta otras cuestiones. Los locales nocturnos, por ejemplo, son dificilísimos de compartimentar, por no decir imposibles. Si resulta que un establecimiento no puede compartimentar porque se carga la actividad, supongamos que deja el espacio fuera de humos... ¿Alguien se imagina lo que puede significar tener a decenas de personas en la calle a las 2 ó 3 de la mañana a las puertas del establecimiento, fumando? Han hecho un texto, y sabemos que el papel lo aguanta todo, pero nosotros intentamos decir que a partir de ahí habrá que tener cuidado en cómo se desarrolla la normativa porque se pueden dar situaciones que serán muy difíciles de resolver.

-En caso de que la compartimentación fuera estanca, ¿se debería de dejar más tiempo para el acondicionamiento?

Reconducir una ley mal nacida es a veces imposible. Cuando hablas con algún político que votó la ley, te encuentras con que hubo un miedo escénico para ir en contra, como si todos pensasen «cualquiera levanta la mano para decir no a esa ley, porque todos se le echarían encima por ser protector del tabaco». No estamos discutiendo si el tabaco es perjudicial o no, estamos discutiendo las consecuencias de la ley. -