BAMAKO

Africa acusa

Progresivamente, el medio cinematográfico está fijando su atención en los males terrible que sufre Africa, que sigue padeciendo los males de la colonización pasada y el progresivo deterioro de sus recursos naturales y humanos.

El mauritano Abderrahmane Sissako no se anda con medias tintas en este trabajo. La rabia contenida se traduce en un juicio de ficción en el que Africa sienta en el banquillo de los acusados al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. Plasmado con una gran naturalidad y, sobre todo, grandes dosis de mala leche, Sissako se ha decantado por enmarcar este juicio imposible en el patio de una humilde morada africana. Mientras el juicio se celebra, paralelamente asistimos al discurrir cotidiano de una población que, no sin mezcla de desencanto e ilusión, escucha las disquisiciones que salen a relucir en el estrado. Africa acusa directamente a Occidente y a su gran gurú enloquecido George W. Bush, nos acusa de una colonización implacable y no perdona nuestro olfato depredador, causante principal de sus males actuales y de una deuda impagable que lastra los deseos de un continente que persevera en su empeño por sobrevivir entre la miseria y el orgullo. El discurso que maneja el filme es un golpe directo a nuestra conciencia porque, quizás, ya no queda tiempo para disquisiciones poéticas a la hora de adentrarse en la locura africana. Sabemos que el Banco Mundial jamás se sentará en el banquillo de los acusados, pero merece la pena sacar a relucir la rabia para decirle a la cara a los intocables de Occidente las aberraciones que consiente ante nuestro silencio generalizado. Más que por sus virtudes cinematográficas, “Bamako” merece la pena ser visionada por la valentía y dolor que transmite. -

Koldo LANDALUZE