DELIRIOUS
El fotógrafo de las estrellas
Tom DiCillo ha hecho una entrañable versión moderna de “Cowboy de medianoche”, en la que Steve Buscemi emula sin dificultades a Dustin Hoffman y ese animal cinematográfico, que es Michael Pitt, supera al joven Jon Voight. Respecto a su filmografía supone un cruce entre los comienzos independientes de “Johnny Suede” y su intento de aproximación a la comedia de Hollywood con “Una rubia auténtica”. Por la temática, aunque con enfoques muy alejados, se puede establecer un puente entre “Delirious” y “Pecker”, título éste considerado como el más personal y brillante de John Waters. Pero “Delirious” tiene su particular e incomparable universo, hecho a la medida del personaje real utilizado como fuente de inspiración para una mirada entre satírica y cariñosa a los que se ganan la vida persiguiendo a los famosos con su cámara de fotos. Por extensión este “free lanc” obligado a colarse en las presentaciones, fiestas y demás eventos sirve de vehículo ideal para parodiar y ridiculizar todo ese ambiente de falsos ídolos fabricados por los mass media. Y ahí es donde el cineasta ítaloamericano sale airoso con su genial caricatura de la estética hortera de la cadena televisiva MTV, al dejar en evidencia cómo hasta la indumentaria de un “sin techo” puede transformarse en un artículo de moda a consumir por los jóvenes y los que, no siéndolo, intentan parecerlo a cualquier precio. Quiero también felicitar a DiCillo por colocar la última escena de la película al final de los títulos de crédito, ya que las televisiones lo cortarán y sólo podrá ser visto en las salas de cine. -
Mikel INSAUSTI
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