Gordillo muestra una obra «libre hasta cierto punto»
·El artista expone en Bilbo cinco lienzos de gran formato, además de obras en papel
La galería bilbaina Colón XVI alberga estos días una exposición dedicada al artista Luis Gordillo (Sevilla, 1934), que incluye cinco lienzos de gran formato realizados entre los años 2003 y 2006, donde destaca el cuadro «Corazones y periferias». La muestra exhibe, además, otras obras en fotografía y papel.
BILBO
Dice el director del Museo de Bellas Artes de Bilbo, Javier Viar, en el catálogo editado por Colón XVI, que Luis Gordillo ha conseguido algo muy difícil entre los artistas de su tiempo: «conservar una sorprendente inventiva, que hace que su obra mantenga una frescura de hallazgo reciente impropia de una larga trayectoria». Esta inventiva queda de manifiesto en la exposición abierta hasta el 13 de noviembre en la sala Colón XVI (Henao, 10), donde se expone su obra más reciente. En la muestra se puede observar el camino tomado por Gordillo en sus dos líneas de trabajo desarrolladas en los últimos cuatro años: el cuadro grande y la obra de menor formato. Dividido en perpendiculares, el cuadro grande es definido por el propio Gordillo como «un trabajo muy libre, hasta cierto punto. Empiezo con mucha espontaneidad, pero al final termina siendo un trabajo muy frío porque el resultado está muy controlado, muy corregido», explica. Entre estos cuadros destaca el titulado “Corazones y periferias”, en referencia a la figura central y sus alrededores. «A veces la gente no ve la relación entre el título y el cuadro, ni yo sé explicarlo, pero sé que ése es el título. Para mí el título es importante, me lo tomo con seriedad. Aveces, antes de elegir, hago grandes listas de títulos, que terminan siendo poemas».
Entre dos polos En la obra de menor formato Gordillo trabaja con fotografías, a veces de cuadros propios, que en ocasiones retoca con el ordenador. Es una línea que ya investigó en los años setenta, en la que se deja guiar por una idea previa. Luis Gordillo, contemporáneo de los informalistas españoles de la década de los 70, desarrolló a partir de los 80 una pintura fría, tanto por su gama cromática como por su desapego personal de los temas, que le situúan entre la figuración anterior y las nuevas formas de la abstracción postmoderna. «Yo me muevo siempre entre los dos polos: lo caliente y lo frío. Alguna vez he intentado hacer una síntesis y he conseguido cosas más directas. Pero yo creo que en mi sicología está esto: por un lado, el deseo de hacer una pintura directa, de decir las cosas de manera expresionista, pero por otro lado, las ganas de hacerlo con una perfección absoluta, de controlarlo todo. Cuando hago cosas excesivamente libres, me siento descontento. Yo pienso que eso de la pintura de acción, la pintura romántica, la pintura directa, la pintura de lo subjetivo, es una historia dudosa. Yo prefiero estar muy de acuerdo con el cuadro al final», asegura.
A sus 72 años, Luis Gordillo es una referencia para las nuevas generaciones y reflejo de ello fue la inauguración de su exposición en Bilbo, donde se vio rodeado de jóvenes artistas. «Creo que es porque me he mantenido bastante libre y activo. Yo he podido quedarme en otras épocas de mi vida. Podía haberme quedado en el pop, o en la nueva figuración madrileña. Podría estar ahí, con mucha tranquilidad. Y, sin embargo, en los 80 doy un cambio y hago abstracción, y en los 90 creo que he hecho mi mejor obra, y es la que más eco ha tenido entre la gente joven. Hay muchos artistas vascos que me siguen, quizás porque en el País Vasco hay mucha gente joven y muy buena que hace esta abstracción pop».
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