La Asamblea Nacional francesa acaba de aprobar una ley por la que se penaliza la negación del genocidio armenio de 1915. De esta forma, el Parlamento ejerce un deber y un derecho de memoria histórica. Parece ser que no era suficiente la ley de 29 de enero de 2001, a través de la cual el Estado francés reconocía públicamente ese genocidio. ¿Era necesario seguir legislando sobre esta cuestión? En mi opinión, corresponde al Estado turco, principalmente, abandonar la retórica pro- pagandística sobre la negación del genocidio armenio.

Puede que la clase política francesa sea más sensible a la cuestión armenia y a los crímenes nazis. Ahora bien, cuando se trata de rendir cuentas por los crímenes cometidos por el Ejército francés en Argelia o la masacre del 17 de octubre de 1961, las cosas son bien distintas. He ahí la paradoja. Doscientas personas que sufrieron la deportación y sus familiares demandan a la SNCF (compañía ferroviaria francesa) por transportar a prisioneros y prisioneras judías destinadas a los campos de concentración y exterminio. Puestos a ello, podrían demandar a los estados francés, alemán y belga, ya que, en esa época, las decisiones sobre los ferrocarriles se adoptaban en Bruselas. ¿Podrán demandar a la RATP (compañía de autobuses de París), las víctimas y sus familias por la masacre que tuvo lugar en París, el 17 de octubre de 1961, en el transcurso de la manifestación contra el estado de excepción impuesto a la población norte-africana? La RATP participó en el traslado de las y los manifestantes al Centro de Identificación de Vincennes al Palacio de Deportes de la puerta de Versailles o al estadio de Coubertin. Lo que allí sucedió no merece ser olvidado.

¿Pueden prescribir los crímenes contra la humanidad, tras la amnistía bilateral negociada en los acuerdos de Evian de 1962? ¿No es revisionista y negacionista un proyecto de ley de que resalta el rol positivo de la colonización? ¿Qué significa la ley de 10 de febrero de 2005 sobre el reconocimiento de la nación y la contribución nacional de los franceses repatriados? El deber y el derecho a la memoria no es un derecho restringido y selectivo. En “Nuremberg pour l’Algérie!”, Benabdallah, Oussedik y Vergès denuncian la guerra de Argelia como una acción genocida. En el prólogo dicen que nadie se ha atrevido a desmentirlo. Tampoco lo han reconocido. Desde 1961 hasta nuestros días. -