Mientras el cese de fuego supera los dos meses, las consecuencias del
conflicto se hacen notar aún en las cicatrices abiertas, físicas y morales, de
las víctimas civiles, de la destrucción de la infraestructura y del debate
constante de los sectores políticos y militantes.
Los refugiados palestinos no están excluidos de la discusión. Más aún, fueron
protagonistas en la reciente contienda al ser damnificados directos de los
ataques y agentes solidarios con los desplazados chiítas cuando sus líderes
expresaron el apoyo al accionar de Hizbula contra el que consideran el enemigo
común que les niega el derecho al retorno a su tierra.
NASRALLAH Y NASSER
«Todos los árabes estamos contentos con el triunfo de Hizbula, pero los
grandes perjudicados en este conflicto fueron los palestinos porque la situación
favoreció que los israelíes siguieran atacando Gaza y Cisjordania y desvió la
atención», dice Salah Salah, miembro del Consejo Nacional Palestino y de la
Organización para la Liberación de Palestina (OLP) desde sus oficinas del centro
de comunicación social Ajial en la capital libanesa donde recibió a GARA.
Este hombre de 70 años, que ha dedicado su vida a la política y el servicio
social a favor de los refugiados palestinos en Líbano cuya cifra alcanza
los 400.000 y están distribuidos por todo el país en doce campamentos, como
buen zoo politikon, analiza la situación del país donde se instaló
después de ser expulsado de Tabaria en 1948. «Hassan Nasrallah, además de ser el
líder de los chiítas, es un líder en el mundo árabe. Es igual a Nasser en
Egipto. Y Nasrallah es el líder que necesitan los palestinos. Es claro, fuerte,
con carisma político y tiene llegada a la población», define Salah al jeque pro
iraní. «Hay que considerar que el impacto militar es similar a Vietnam para los
estadounidenses», explica después de hacer un recuento de las guerras
protagonizadas y ganadas rápidamente por Israel en los últimos 50 años.
Esta «divina victoria» del Partido de Dios, como la denominan sus militantes,
también es apoyada por los palestinos aunque vivan en una situación de desamparo
donde las autoridades libanesas justifican a menudo la restricción de los
derechos de los refugiados palestinos aludiendo a la protección de su derecho a
regresar. No se les permite la ampliación o reforma de los campos de refugiados
existentes y soportan la discriminación de hecho y de derecho, incluida la
relacionada con su derecho a trabajar, el derecho a una vivienda adecuada y a la
seguridad social y a la educación.
En Beirut, los campos de Sabra y Shatila son todo un símbolo. Enclavado en
Ghoubeiry, actualmente Shatila está reconvertido en una urbanización para los
pobres donde la comunidad perdió su identificación palestina. El 60% de su
población son sirios, iraquíes, kurdos, sudaneses y refugiados de Sri Lanka. El
mercado se extiende por su calle principal. En los puestos de ventas se puede
comprar desde ropa y dátiles hasta los nuevos CD con los discursos de Nasrallah,
número 1 en ventas y los más escuchados por los jóvenes.
Las condiciones son precarias, los edificios crecen hacia arriba en forma
desordenada y peligrosa y los cables cuelgan como una gran telaraña sobre las
cabezas. La Tumba de los Mártires, un terreno donde se produjeron enterramientos
colectivos, ubicada entre la calle Abu Hassan Salamremeh y el Bulevar del
Aeropuerto, es el único pero conmovedor testimonio de lo que quedó después de
que el 16 de setiembre de 1982, bajo la mirada de sus aliados israelíes que
rodeaban el área, milicianos cristianos entraran a los campamentos para vengar
la muerte de su líder, Bashir Gemayel. Lo que siguió fue una orgía de muerte de
tres días, que dejó a cientos posiblemente miles de civiles inocentes
muertos.
UN ENEMIGO COMUN
Los recuerdos de la matanza se hicieron presentes nuevamente cuando la Marina
israelí bombardeó por primera vez, en la madrugada del miércoles 9 de agosto,
supuestos objetivos de Hizbula en el campo de refugiados palestinos de Ain Helue
en la ciudad de Saida, considerado el más grande del país. La ayuda solidaria a
los desplazados chiítas fue uno de los hechos más significativos del conflicto.
«El pueblo palestino entiende lo dura que fue esta situación porque sabe lo que
sufre un refugiado y los dos se enfrentan al mismo enemigo. En un caso atacan
Gaza, en otro Líbano, donde se siente un nuevo concepto ideológico y político a
partir de Nasrallah, porque Nasrallah no es Bin Laden», afirma Salah.