BUDAPEST
La conmemoración oficial del cincuentenario de la Revolución Húngara se vio empañada por varias manifestaciones contra el Gobierno socialdemócrata de Ferenc Gyurcsány.En varios puntos de la capital, Budapest, la policía empleó gases lacrimógenos y cañones de agua con pintura para reconocer a los manifestantes mientras dignatarios de una cincuentena de estados asistían a los actos oficiales de conmemoración de la fecha.
Las protestas antigubernamentales de ayer son la continuación de las empezadas hace más de un mes, cuando se filtró a la prensa que Gyurcsany ocultó al electorado los planes de ajuste neoliberal comprometidos por la UE.
Además de la presencia de dignatarios de los países de la UE, responsables comunitarios e incluso el propio Vaticano no dudaron en elogiar aquel levantamiento tras la oportuna relectura de la historia. Una historia que no resiste la maniquea lectura occidental de «libertad» contra «comunismo».