Nuevo seísmo político en la Europa oriental, esta vez en Bulgaria
Los países de Europa Oriental viven unas crisis políticas profundas. En vísperas de su ingreso oficial en la Unión Europea, casi un 60% del electorado de Bulgaria se quedó en casa en la elección del presidente. Y más de uno de cada cinco que votó lo hizo por el candidato anti-turco, antigitano y anti-UE, Volen Siderov.
SOFIA
Nadie duda de que el actual presidente, Georgi Parvanov, revalidará su elección el próximo domingo. Pero será la primera vez en la reciente historia de Bulgaria en que el candidato del Partido Socialista (postcomunistas) no se enfrentará en segunda vuelta a un candidato de la derecha oficial.Y es que tendrá enfrente al líder de Ataka, Volen Siderov, quien ha logrado el 21.5% de votos. Un resultado que queda lejos del 64% logrado por Parvanov, pero que, habida cuenta de que solo votó el 42,5% del electorado, permite a Ataka protagonizar la reestructuración del espacio político búlgaro, consolidando de paso su reciente irrupción en las parlamentarias del año pasado. La altísima abstención, casi un 60% del electorado, revela el desengaño de la población. Un desengaño que tiene mucho que ver con el hecho de que la izquierda oficial en el Gobierno protagoniza una gestión neoliberal de libro: los funcionarios comunistas se han reconvertido en empresarios capitalistas, el impuesto sobre los beneficios empresariales es el más bajo de Europa, la electricidad y la calefacción se han privatizado y las tasas se han encarecido.
Derecha, a la deriva
Así las cosas, la derecha oficial navega a la deriva y no ha logrado más de un 9%. Por contra, Parvanov ha recibido el voto de todas las tendencias.Y en frente, el líder de un formación, Ataka, con menos de un año de vida, que ha recibido más de medio millón de sufragios. Un líder, Siderov, con buen olfato para responder a la necesidad de los búlgaros de una alternativa al sistema. A un sistema en el que más del 50% de la población vive bajo el umbral de la pobreza. Pobres y empobrecidos que han votado contra el sistema, no contra la izquierda o la derecha. Y a ello se suman el renacer de viejos fantasmas. La Bulgaria de la «transición postcomunista» se vanaglorió de ser un paraíso de estabilidad interétnica por comparación con las vecinas repúblicas yugoslavas. Pero lo fue más por la política de asimilación de los turcos (eslavización de los apellidos) de los últimos años por la Bulgaria en crisis del Bloque oriental. El partido turco MDL ha formado parte de los sucesivos gobiernos, el último el de Parvanov, lo que le ha hecho sin duda partícipe de la corrupción. Pero no sólo los turcos son los «cabezas de turco» de la situación. Otro tanto les ocurre a los gitanos. Los empobrecidos búlgaros acusan a esta minoría, pobre de entre los pobres, de vivir del Estado.
Fustigador de las minorías turca y gitanaDESP_TESTUA
antiguo militante de la anticomunista Unión de Fuerzas Democráticas derecha oficial, abandonó a principios del milenio la formación y abrazó un discurso cada vez más agresivo contra las minorías.
Conocido periodista y autor de libros contra los judíos, fundó en 2005 Ataka, formada por antiguos militares y policías de alto rango críticos con la adhesión a la OTAN llevada a cabo por los postcomunistas. Su formación reclama la renegociación del acuerdo de cesión de tres bases al Ejército de EEUU y exige igualmente renegociar la adhesión a la UE. Urge también a no cerrar a fin de año dos reactores nucleares de la central nuclear de Kozlodoui, juzgados peligrosos por Bruselas.
Asegura que coincide con el francés Jean-Marie Le Pen en sus ideas sobre la UE. «Debe ser una unión de socios, sin imposiciones y con más soberanía de los estados».
Con su lema «Bulgaria para los búlgaros», es furibundamente ofensivo contra las minorías turca y gitana, que suman el 20% del país. Acusa al partido de la minoría turca MDL de «dominar el país» y denuncia que Bulgaria sufrió cinco siglos de dominación otomana. Evoca asimismo un estereotipo de la época comunista que sostiene que la minoría turca fue, es y será «caballo de Troya» de Ankara.
Para Siderov, los gitanos son «ladrones» y «parásitos». En esta línea, explota electoralmente el complejo anti-romaní del 37% de los búlgaros, que cinciden en concebir a los gitanos como «autores potenciales de crímenes».
Fustiga por igual la «corrupción» de los políticos de izquierda y derecha y exige la «nacionalización» de empresas privatizadas. -
GARA
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