ALMERIA
Unas 900.000 personas al año se ven obligadas a emigrar como consecuencia de los procesos de desertización, explicó el responsable de la Convención de la ONU, Arbar Diallo, en el acto inaugural del II Simposio Internacional sobre Desertificación y Migraciones, en Almería.
El máximo responsable de la
Convención de Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación añadió que el avance de los procesos de erosión del suelo está «estrechamente relacionado» con que «cada vez más y más gente» decida abandonar sus países.
La relación entre ambos procesos se han convertido en unos de los «problemas más importantes» a los que deberá enfrentarse la comunidad internacional en un futuro cercano.
Así, Diallo hizo hincapié en que la emigración debe asumirse por parte de Occidente como un fenómeno global que requiere de soluciones conjuntas por parte de los países desarrollados, a partir de la elaboración de políticas de cooperación al desarrollo eficaces, además de la asunción del hecho de que cuando una persona decide emigrar, lo hace obligado por las circunstancias.
Indicó que aunque un tercio de los países desarrollados han implantado políticas restrictivas a la libre entrada de inmigrantes esta medida «nunca» logrará frenar los flujos migratorios crecientes. Estos, concentrados fundamentalmente en la cuenca mediterránea y en la frontera entre México y EEUU, requieren de la elaboración conjunta de programas para la lucha contra la degradación de la biodiversidad.