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Gara > Idatzia > Euskal Herria 2006-10-26
La denuncia de la tortura resuena dentro de la Sala
La sesión de ayer finalizó entre momentos de gran tensión, cuando los acusados llamaron «torturadores» a los guardias civiles que han declarado en las últimas semanas, entre los gritos de la presidenta. Hasta los policías que custodian la Sala tomaron posiciones. Mikel Egibar no pudo hacer valer su derecho de interpelar al «perito-jefe».

MADRID

La letrada de la defensa Arantza Zulueta había anunciado que no iba a hacer más preguntas a los «expertos» de la Guardia Civil cuando Mikel Egibar se levantó, y desde el pasillo explicó que apelaba al artículo 6 de la Convención Europea de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales. Se trata de un artículo que reconoce a todo acusado el derecho a hacer preguntas a testigos o peritos en el transcurso del juicio oral.

Egibar señaló que quería dirigirse al jefe de los «peritos», el comandante identificado con el número G-96330-W, y preguntarle concretamente si reconocía que había participado en las brutales torturas que le aplicaron durante su detención. Hay que recordar que Egibar identificó a este guardia civil como la persona que, al terminar el interrogatorio, le quitó la capucha para que le reconociera. El mismo que ayer negó que hubiera participado en aquel martirio, afirmando que se había limitado a «pasar unas preguntas al instructor».

Egibar se levantó con la tensión acumulada de ver durante semanas a este guardia civil a escasos palmos de distancia, pero fue la presidenta, Angela Murillo, la que perdió por completo los nervios. La magistrada, cuya actuación está siendo cada vez más bochornosa, ni siquiera escuchó al parecer las palabras del acusado.

«¡Siéntese! ¡Cállese!», empezó a gritar Murillo mientras los policías españoles que custodian la Sala se desplegaban, hasta conformar un muro humano entre los guardias civiles y los procesados.

Estos, con el ánimo encendido, comenzaron a gritar «¡Torturadores!» a quienes se presentan a sí mismos como peri- tos, hasta que Murillo, ya totalmente desbordada, ordenó que se suspendiera la vista por espacio de media hora.

Transcurrido ese espacio de tiempo, volvieron al interior de la Sala, donde la presidenta les indicó que su actuación era constitutiva de delito y que podía tener consecuencias penales, ante lo que les apercibió «expresamente».

Entonces tomó la palabra otra vez Arantza Zulueta, para explicar lo que la magistrada ni siquiera había intentado escuchar. Relató que lo que Egibar había pretendido era ampararse en el Convenio Europeo sobre Derechos Humanos y Libertades Fundamentales, y afirmó que tenía derecho a formular su pregunta.

«No se admite»

«No se admite que un procesado pregunte a los peritos» replicó la presidenta. «¿No se admite lo que fija el Convenio Europeo de Derechos Humanos?» le respondió la abogada, ante lo que Murillo insistió en que «he dicho que no se admite. Haga constar su protesta».

Dicho esto, dio por finalizada la sesión, y citó a las partes el próximo lunes, a las 9.30.

Ese día empezarán a declarar los agentes de la Unidad Central de Información (UCI) de la Policía española que han elaborado los informes sobre este sumario, que tomarán el relevo a sus colegas del Servicio de Información de la Guardia Civil.

Desde inicios de setiembre, los «peritos» del instituto militar español, que fueron objeto de recusación por parte de la defensa, han dado sobradas muestras de su «imparcialidad». Unos «expertos» cuyo jefe suscribió un informe en 1996, en el que, entre otras consideraciones, abogaba por perseguir judicialmente la negociación política.



«El único documento incorporado miente»

MADRID

Siguiendo el hilo de la víspera, Arantza Zulueta preguntó a los guardias civiles sobre la estructura organizativa de KAS.

La acusación sostiene que ETA participaba en las reuniones de KAS y dirigía la actuación de la coordinadora. Sin embargo, la letrada puso de manifiesto que lo que mantienen los «peritos» no se sostiene con pruebas documentales, ya que no han incorporado al informe ningún documento en que se mencione tal hecho.

De hecho, el único documento que obra en la causa respecto de este informe, la «Ponencia KAS Bloque Dirigente», cita a HASI, LAB, ASK o Jarrai ­no se nombra a Egizan, que surgió posteriormente­ como organizaciones sectoriales de KAS, y se subraya que las decisiones se tomarán «de mutuo acuerdo y por consenso», sin hablar de ningún «voto de calidad de ETA». «Esto es lo que dice el papel, luego está la realidad», dijo uno de los «peritos», asegurando que disponía de documentos que así lo demostraban.

«Casualidad. Tiene muchos documentos pero el único que incluyen en el informe resulta que miente», replicó Zulueta.



Casi se oyeron los sables
I.B.

A lo largo de este juicio, y también antes de que comenzara la vista ­aunque parezca que lleva toda la vida­ varias personas se han referido al Proceso de Burgos como espejo más cercano, por su importancia política, en el que reflejar la magnitud de este sumario. Ayer, lo sucedido al final de la sesión, por su emotividad, por la tensión vivida, por la actitud del tribunal, hizo que por unos segundos algunos volvieran la mirada atrás y, salvando las distancias, recordaran el momento en que los militantes vascos encausados entonces entonaron el ‘‘Eusko Gudariak’’ ante el tribunal franquista. Murillo, Póveda y Salinas no desenvainaron ningún sable esta vez, pero casi se oyeron en la Sala. -


 
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