El grado de descomposición moral de algunos es tal que terminan por creer que el resto de la Humanidad baila sólo al son de su tam-tam. Y, claro, protagonizan ridículos espectaculares. Pedro J. Ramírez incurre con cierta frecuencia en ellos.

Ayer, en su editorial de “El Mundo”, dedicado al juicio contra Iñaki De Juana, decía, farruco el gacetillero, que «coincidiendo con el inicio del juicio a De Juana, ‘El Mundo’ revela hoy que algunos presos de ETA han realizado dos jornadas de ‘ayuno’ en los pasados días en la cárcel para reivindicar su acercamiento al País Vasco y la participación del colectivo en el proceso de negociación política entre el Gobierno y la banda».

Sólo el autismo periodístico o el desprecio a los lectores puede jutificar que Pedro J. Ramírez venga ahora a decir que él ­y sólo él­ revela un ayuno protagonizado por ochocientos presos la pasada semana y del que dimos cuenta, al menos en estas páginas, antes de que tuviera lugar, el día en que se inició y el día en que concluyó. Pero ya se sabe, a Pedro J. le pirra descubrir cosas nuevas. Aunque sea a costa de hacer el ridículo más espantoso.

Pues bien, las presas y los presos ayunaron durante dos largas jornadas y a los de “El Mundo” les parece que también eso les da la razón:«Este inaceptable chantaje corrobora el gran equívoco que ha creado el Gobierno, que lanza unos mensajes a la sociedad española y luego hace guiños a los etarras en los contactos directos o indirectos que está manteniendo. Esa duplicidad de Zapatero ha dado alas a la izquierda abertzale y al entorno de ETA, que están más crecidos cada día que pasa. Hasta el punto de que Joseba Permach habló ayer de la ‘irresponsabilidad’ del presidente y equiparó el robo de las 350 pistolas con las acciones de los tribunales contra la banda terrorista».

Y una vez que ha empezado a desbarrar, el periodista que fracasa cada día en la tarea de convencernos de que la luna no gira en torno al mundo sino en torno a su ombligo, aseguraba que «el discurso de Permach refleja la fantasía de la izquierda abertzale de tratar de tú a tú al Estado español, de la cual participan también los presos. Zapatero tiene la responsabilidad de haber creado unas expectativas que no podrá cumplir si no entrega parte de la soberanía nacional a la banda». La soberanía, Ramírez, es del pueblo. En nuestro caso, del pueblo vasco. - msoroa@gara.net