La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo es un ente creado en 1996 «con el propósito y la necesidad de aumentar la sensibilización en los centros de trabajo, hacer los puestos de trabajo europeos más sanos, seguros y productivos, y en particular para fomentar una cultura de la prevención en el lugar de trabajo». Para ello, recopila analiza y promueve información relacionada con la seguridad y la salud. Teóricamente, para conseguir estos fines, conjuntamente con otras acciones, todos los años organiza una semana europea de concienciación sobre un tema concreto. Hace dos años fue la construcción, el año pasado el ruido y este año sobre las y los trabajadores jóvenes.
El lema de la campaña de este año es, «Crecer con seguridad», y en ella se analiza desde un prisma paternalista la situación de los jó- venes y desde un punto liberal la responsabilidad de los empresarios, llegando incluso a poner en el mismo nivel las distintas responsabilidades, es decir, la empresarial y la del colectivo juvenil.
La campaña se centra en dos ámbitos principales, en el lugar de trabajo hacer que el empresariado y los trabajadores y trabajadoras jóvenes se conciencien sobre los riesgos de la juventud en el trabajo y el segundo de esos ámbitos se centra en la comunidad educativa para inculcar una cultura de prevención de riesgos entre la juventud antes de entrar en el mundo laboral. En esta misma campaña se reconoce que, según las estadísticas europeas, la tasa de siniestralidad entre jóvenes de 18 a 24 años es un 50% superior a la de cualquier otra franja de edad.
Este hecho ha sido ratificado recientemente; según un estudio de Osalan se constata que entre trabajadores de 16 a 19 años la frecuencia de accidentes es doce veces mayor y en el grupo de 20 a 24 años, cinco veces superior que en el grupo de más edad. Y sin tener en cuenta las enfermedades profesionales o las enfermedades relacionadas con el trabajo, que al tratarse de enfermedades que en numerosos casos tienen periodos de latencia largos, es decir, van a tardar varios años en aparecer, al tratarse de trabajadores jóvenes todavía no se manifiestan, pero aparecerán, seguro.
Consideraremos positiva cualquier forma de difusión de la problemática de la salud laboral, pero siempre y cuando se ajuste a la verdad y se realice con una conciencia transformadora de la realidad.
En este caso, no podemos estar de acuerdo, ya que se basa en una visión tergiversada e interesada de la realidad. Para empezar, debemos tener claro que la responsabilidad de nuestra salud recae en el empresa- riado, que es el que dispone de los medios de producción y de la organización del trabajo. Y son estas dos cuestiones las que nos causan las pérdidas de la salud y de la vida, acompañadas por la avaricia empresarial del beneficio económico a corto plazo y con la benevolencia cómplice de las administraciones publicas.
La situación de la juventud no es distinta de la del resto de la clase trabajadora; la única diferencia es que se trata de un colectivo más vulnerable, debido a la situación del actual mercado de trabajo, debilitado por la patronal, por unos gobiernos que salvaguardan los intereses patronales y por unos sindicatos de acompañamiento (CCOO y UGT). La combinación entre vulnerabilidad y mercado de trabajo da como resultado que el capital puede exprimir al máximo al colectivo de jóvenes, situación que en otros colectivos puede encontrar mayores resistencias.
Por eso, queremos impulsar un apoyo a este colectivo de jóvenes desde cada una de las empresas. Debemos impulsar, entre otras, la creación de planes de acogida un pequeño manual con unas directrices claras para que cuando una persona joven empieza a trabajar en nuestra empresa sepa cuáles son sus derechos, obligaciones y qué es lo que debe hacer y cómo lo debe hacer. Este plan de acogida debe ser consensuado con la parte sindical para asegurarnos que se contempla la realidad y no una visión simplista e interesada de la empresa. Deberemos acercarnos a este colectivo más desprotegido y con, lógicamente, menor andadura sindical para mostrarles nuestro apoyo y asesoramiento, todo ello, claro está, sin importarnos el tipo de contrato, es decir, sean trabajadoras y trabajadores contratados directamente por la empresa o a través de subcontratas, ETT, etc.
Llevamos varios años hablando de concienciación y de formación, e incluso gastándose ingentes cantidades de dinero público en dichas cometidos. Pero la situación sigue sin cambiar, porque siguen sin hacer frente a la problemática, porque siguen primando los intereses de la patronal. Podemos gastarnos muchísimo dinero en formación, vivimos el momento histórico de mayor formación desde todos los ámbitos, pero si las condiciones de trabajo no cambian, por mucho que sepamos lo que tenemos que hacer... el verdadero problema es que no nos dan la posibilidad de hacerlo.
Nadie va a trabajar a matarse, lo que nos mata son las condiciones en las que nos hacen trabajar. Vamos a trabajar, no a perder la vida en el intento. Hoy en día los centros de trabajo son los únicos lugares donde se puede matar impunemente sin que nadie pague por ello.
Por eso consideramos que no consiste en gastarnos ingentes cantidades de dineros en campañas que no sirven absolutamente para nada y que además nacen viciadas desde el principio, poco o nada van a ayudar a mejorar la situación de las y los jóvenes. Creemos que no sólo consiste en ver, en observar la realidad. Consiste en transformarla y por ello es necesario que continuemos con nuestra lucha en la negociación colectiva, con nuestra lucha por el marco vasco de relaciones laborales, por el trabajo decente, por la igualdad, por el euskara, por la salud laboral, en definitiva de nuestra lucha por unas condiciones de vida y de trabajo dignas, justas, igualitarias. -