La guerra sucia abre el camino a la intervención militar en Oaxaca
El guión se va cumpliendo. Policías y paramilitares del PRI protagonizaron el viernes un asalto a tiros contra la comuna de Oaxaca que se saldó con cuatro muertos y decenas de heridos y desaparecidos. Horas después, el presidente mexicano, Vicente Fox, ordenó el envío de tropas para «restaurar la calma». Pero la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca ha reforzado las barricadas. Promete resistir.
OAXACA
«En respuesta a los acontecimientos ocurridos ayer (viernes) en la ciudad de Oaxaca, los cuales atentan contra el orden y la paz de los ciudadanos del lugar, el presidente de la República, Vicente Fox Quesada, ordenó la movilización de las fuerzas federales a esa ciudad», anunció en una escueta nota oficial la Presidencia mexicana, que añadió que las tropas «se irán concentrando en la capital del estado en el transcurso del día de hoy (por ayer).El Gobierno mexicano trata así de resolver manu militari el conflicto que enfrenta desde hace meses a la población de Oaxaca con su gobernador, el corrupto presunto Ulises Ruiz. Y lo hace amparándose en la situación creada tras el asalto protagonizado el viernes por policías y grupos paramilitares contra los resistentes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, movimiento nacido al calor de la huelga de maestros y que se ha convertido en una revolución comunera que exige la destitución de los corruptos gobernantes. Según informaba el diario “La Jornada” en su edición de ayer, y «en cinco acciones simultáneas, atacaron las policías ministerial y preventiva, respaldadas por presuntos militantes del PRI» (formación en la que milita Ulises Ruiz). El operativo represivo se saldó con la muerte de cuatro personas: el maestro Emilio Alonso Fabián, el comunero Esteban Zurita López, el cámara estadounidense de la agencia informativa alternativa Indymedia Roland Will y la vecina Eudocia Olivera Díaz, que no pudo ser trasladada en ambulancia para ser atendida de sus problemas de salud en medio de los disparos parapoliciales. La APPO informó además de 23 heridos de bala y de decenas de profesores y comuneros desaparecidos. “La Jornada” informó de que veinte profesores, muchos de ellos heridos de bala, fueron hacinados en la cárcel municipal de la localidad de Santa María Coyotepec, uno de los escenarios del ataque.
Preludio de un ataque masivo
Esta misma fuente situó el ataque como el preludio de una incursión masiva del Gobierno de Ulises Ruiz, que se preparaba para «recuperar» la ciudad ayer mismo, coincidiendo con el final del plazo otorgado por la APPO para que presentara su renuncia al cargo.La APPO identificó al responsable directo de esta agresión como Elpidio Concha Arellano, ex diputado federal priísta que el 16 de octubre amenazó públicamente con «las acciones necesarias para restablecer el orden, el estado de derecho y la paz social» en Oaxaca e insistió en que, si el Gobierno no detenía de manera «implacable los desmanes y vandalismos, nosotros mismos vamos a dar solución al problema». La APPO reiteró su intención de resistirse al temido asalto de las tropas federales. Florentino López, portavoz de la APPO, indicó que la asamblea amaneció ayer «en alerta máxima». «Hemos llamado a reforzar las barricadas para protegernos», añadió López. El conflicto en Oaxaca se inició el pasado 22 de mayo con una huelga de maestros en demanda de salarios dignos, y se complicó con un fallido intento policial de desalojo, el pasado 14 de junio. A los maestros se sumaron organizaciones sociales y políticas que se articularon en la APPO. Todos ellos protagonizan un levantamiento popular comunero en uno de los estados más empobrecidos de México. Los maestros, que analizan desde hace días la posibilidad de volver a las aulas, descartaron ayer rotundamente esa posibilidad mientras el Gobierno siga optando por la respuesta policial a las reivindicaciones populares.
La otra guerra en Oaxaca
OAXACA «Ya estamos avisados, los de San Felipe y los de El Porvenir ya tienen listos los cuernos para cuando vengan esos pinches indios de la APPO». Con esas palabras Don Angel, un rico ganadero del Bajo Mixe, cuyos nexos con la mafia son bien conocidos, amenazaba veladamente a un dirigente indígena de esa región. Pero no solo son amenazas y rumores... es la guerra sucia y abierta que ejecutan porros y policías vestidos de civil, que secuestran y torturan a universitarios y a activistas sociales. Es la guerra sucia que hacen grupos de priístas, supuestos padres de familia, que en realidad son policías de civil acompañados de choferes de taxi a quienes les prometen una concesión a cambio de abrir escuelas a la fuerza. Son parte del plan que se viene ejecutando desde hace ya más de 3 meses por órdenes del gobernador Ulises Ruiz, quien busca desesperadamente sostenerse en el Gobierno, sin importarle el coste en vidas humanas. En Oaxaca hay dos guerras. Una con cara de invasión militar y la otra promovida por los caciques y gobernantes locales que están dispuestos a todo con tal de no perder los privilegios que les ha dejado el gobernar de manera ininterrumpida durante 77 años. Y mientras el Senado se resiste a destituir a los poderes en ese estado, los violentos caminan de noche y lo hacen rápido. © “Alai Amlatina”
El gobernador Ruiz, recibido por el ministro de Interior
El secretario de Gobernación, Carlos Abascal, recibió
ayer en su ministerio (equiparable al de Interior en Europa) al gobernador de
Oaxaca, Ulises Ruiz. En la reunión participó asimismo el secretario de
Exteriores, Luis Ernesto Derbez. -
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