A unque nadie rebasará los 68 diputados, los grandes tratan de ganarse a los que aún no han decidido su voto para asegurarse una mayoría suficiente que les permita gobernar en solitario con pactos parlamentarios puntuales con otras formaciones ­a pesar de que José Montilla ha reconocido esta semana que esta opción para el PSC es complicada­. De esta manera, evitan posicionarse a favor de uno u otro pacto. Por el contrario, ICV-EUiA y el PP han mostrado sin tapujos sus preferencias: los primeros desean la repetición del tripartito y los segundos se ofrecen a CiU como garantía de estabilidad. Quien se muestra más ambigua es ERC, que se ha vuelto a situar en la equidistancia.

CiU monopoliza la campaña

El resto de partidos le han acusado de manipulación y de crispar la campaña. El DVD hace un repaso a los episodios más conflictivos del Gobierno presidido por Pasqual Maragall y lo contrapone a la estabilidad que, según CiU, viviría el país con una mayoría absoluta de Artur Mas. La imagen que CiU ha intentado crear del tripartit como un desgobierno ha calado fondo, hasta el punto que ha arrastrado al mismo Montilla, a quien hemos oído decir durante la campaña que no está dispuesto a ir al “Dragon Khan” otra vez. Por contra, ERC e ICV han reivindicado con más convicción el gobierno conjunto, aunque los primeros se han centrado sobre todo en la tarea de sus consejerías.

Pocas horas después que la campaña se pusiera en marcha, CiU volvía a colocarse en el centro mediático con una visita al notario: Mas presentaba el “Contrato con los catalanes”, 21 compromisos entre los cuales ha destacado «no firmar ni establecer ningún pacto permanente o estable con el PP para gobernar en Catalunya la próxima legislatura». A pesar de esta contundencia, el líder del PPC Josep Piqué le ha reprochado estos ascos que les hace ahora, pues le ha recordado que en las dos últimas legislaturas Jordi Pujol disfrutó de estabilidad gracias al apoyo parlamentario de los populares, y ha añadido que podría volver a necesitarlos.

Para continuar como centro de la campaña, Mas sacó cuatro días después una nueva carta: la inmigración. CiU propone una ley que establezca un sistema de créditos o puntos para los inmigrantes como estímulos a su integración. La crítica más dura vino del partido de Joan Saura ICV, para quienes no se pueden cambiar derechos humanos por puntos y alertan de que este tipo de discursos son pólvora para la convivencia social porque lanzan el mensaje que los inmigrantes no tienen los mismos derechos.

Promesas sociales y ausencia de Estatut. Más allá de las riñas por las estrategias electorales, lo que espera la ciudadanía de una campaña es escuchar propuestas para resolver sus problemas e inquietudes. Los partidos son conscientes de ello, y en los debates televisivos y los mítines todos se han llenado la boca prometiendo más recursos para afrentar las necesidades sociales ­vivienda, educación, servicios sociales, infraestructuras...­, aunque unos de manera más creíble que otros.

A cinco meses del referéndum estatutario, se podría pensar que el nuevo texto iba a ser protagonista de los mítines, pero lo máximo que se oye a los cabezas de lista es el compromiso de empezar a desarrollarlo. Parece que una vez se lo han quitado de en medio, a la mayoría no les apetece revolver un tema que terminó desilusionando a la mayoría de votantes.

ERC es la única formación que ha insistido en la necesidad de continuar reivindicando mayores cuotas de autogobierno. Una de las principales propuestas que les hemos oído ha sido la de impulsar una proposición de ley en el Congreso de los Diputados en Madrid para que la Generalitat tenga la facultad de convocar referéndums, incluyendo la posibilidad de efectuar una consulta sobre la autodeterminación. Pero a pesar que en los mítines los líderes de ERC acentúan la reivindicación nacional, en la propaganda electoral esta formación suaviza su discurso y aparta las consignas de confrontación para conseguir atraer el electorado que se encuentra entre los republicanos y las formaciones mayoritarias. Esto explica que el lema escogido por el partido de Carod sea un insustancial “Som com som” (Somos como somos).

A estas alturas la mayor parte del electorado tiene decidido su voto, pero aún queda quien tiene sus dudas, sobre todo los que se han planteado cambiar el color de su papeleta respecto a los comicios de 2003. Es a esta franja a quien dirigen los candidatos los discursos de estos últimos días, presentándose como la opción más útil para que se configure el Gobierno que el electorado desea. Así, Montilla quiere recuperar a los votantes que las encuestas dicen que se le han escapado hacia ICV y advierte de que Saura sólo podrá ser conseller si gana el PSC. Por su parte, los eco-socialistas aseguran que son la única garantía para que se reedite el tripartit.

Apelando al voto util

Al margen de las especulaciones, ahora lo que les queda a los partidos es hacer los últimos mítines y esperar que las urnas repartan juego en la negociación para formar el Ejecutivo que empezará a desarrollar el nuevo Estatut que pasó por el cepillo de Madrid. -