Tienen un sentimiento de soledad; a veces, llevan el tratamiento de fertilidad en secreto; las relaciones sexuales ­durante año y medio han estado programadas­ pierden todo el sentido lúdico; algunas parejas tienen problemas de comunicación entre ellos, con su entorno o con el equipo médico; a veces, se aíslan de los amigos, porque siempre hay alguna embarazada o algún bebé alrededor; algunas dejan de ir a comidas familiares por evitar preguntas y comentarios impertinentes como «se te está pasando el arroz». Las dificultades para concebir de forma natural así como los tratamientos de fertilidad someten a las parejas a situaciones emocionales muy complicadas.

La sicóloga Pilar Dolz del Castellar, del Instituto Valenciano de Infertilidad-IVI, ha visitado esta semana Donostia, donde ha versado sobre los aspectos psicológicos a tener en cuenta en las parejas con problemas de esterilidad e infertilidad. «Estamos subrayando la necesidad de que los centros de reproducción asistida cuenten con un programa de apoyo emocional. Somos pocos los sicólogos que nos dedicamos a infertilidad y nos reunimos en la SEF ­Sociedad Española de Fertilidad­. Estamos acabando un protocolo de guías de abordaje para estas parejas, para que los sicólogos sepan cómo hay que tratarlos».

Dolz explica que cuando una pareja decide someterse a un tratamiento de fertilidad, es importante que esté informada. «No debe tener información exagerada, pero sí debe saber lo que son las técnicas y saber que el tratamiento puede alargarse». Y es que es erróneo pensar que, una vez sometidos a un tratamiento de fertilidad, se va a conseguir el deseado embarazo a corto plazo, «porque la especie humana es muy infértil», apunta la sicóloga.

En la concepción natural, una pareja completamente sana y en edad de procrear necesita de media seis meses para conseguir un embarazo. Dolz explica que «los tratamientos son empujones a la naturaleza». Sólo un 10-13% de las parejas consigue concebir en los primeros ciclos, y cuando estos tratamientos se alargan en el tiempo «es cuando empiezan a interferir en la vida cotidiana».

Fuertes sicologicamente

«Si les informamos antes, si les enseñamos a relajarse, a comunicarse y si no se cansan, el 90% de las parejas conseguiría ser padres. En el IVI los éxitos son enormes. Pero si la pareja se desgasta, se agota y tira la toalla, no lo consigue. Hay muchos motivos para desdramatizar y para dar esperanza», explica Dolz, al tiempo que subraya la importancia de «estar fuerte emocionalmente».

Un estudio de la sociedad americana de fertilidad revela que las mujeres más ansiosas, aun estando estimuladas, ovulan menos, fecundan menos óvulos y son más proclives al aborto, lo que demuestra que el estado emocional influye. Pero Dolz tampoco es partidaria de los típicos consejos de «estate tranquila y vete de viaje» e insiste en que hay que ayudar a la pareja para que esté fuerte sicológicamente.

Hombres y mujeres, explica Dolz, abordan el problema de manera muy diferente. «La mujer deja de hacer cualquier actividad placentera. Si antes leía, deja de leer; si iba al cine, deja de ir; y se centra en el tratamiento. El hombre trabaja más, hace más deporte y sale más con los amigos. En este caso, me gusta más la conducta de los hombres», concluye. -

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