Morales afirma que la nacionalización del gas acabará con las injusticias sociales
La llegada de Evo Morales a la Presidencia de Bolivia, tras el triunfo en las elecciones de diciembre del candidato del Movimiento al Socialismo, provocó un seísmo político y económico cuando se comprometió a cumplir sus promesas en el más breve plazo posible. Por un lado, ya se ha puesto en marcha la Asamblea Constituyente que reformará las instituciones del país andino para «devolver el poder al pueblo». Y este fin de semana se ha firmado un acuerdo vital para el desarrollo socioeconómico de Bolivia; acuerdo por el que el Estado asume el «control absoluto» de la producción de gas natural.
LAPAZ
El Gobierno de Evo Morales suscribió la noche del sábado (madrugada en Euskal Herria) un acuerdo histórico con las multinacionales petroleras que operan en Bolivia por el que el Estado recupera el control sobre los recursos gasísticos.Como recordó el propio Morales, hace dos años la renta petrolera que recibía el Estado era de 250 millones de dólares; en 2005, con la nueva Ley de Hidrocarburos, pasó a 500 millones; y este año, con la aplicación del decreto nacionalizador, será de 1.000 millones anuales. «De acá a cuatro años, sólo de los hidrocarburos, estarán ingresando (en las arcas estatales) más de 4.000 millones de dólares, y creo que, de esta manera, resolveremos nuestros problemas económicos y sociales», aseguró el mandatario indígena y líder del Movimiento al Socialismo (MAS). Llegado al poder hace apenas nueve meses asumió el cargo de presidente en enero pasado, Morales se felicitó del resultado de las difíciles negociaciones desarrolladas durante estos últimos días, ya que, como resaltó, este desenlace permitirá «ejercer el derecho de propiedad de nuestros recursos naturales». Precisamente, fue esa promesa de recuperar el control de la gestión de los importantes recursos naturales con que cuenta Bolivia calificado en los índices económicos internacionales como el país más pobre de Sudamérica la que impulsó el triunfo de Morales, con casi el 54% de los votos, en las elecciones de diciembre de 2005. «Con estos contratos, resolveremos la injusticia social y el día en que desaparezca esa desigualdad económica, seguramente, no habrá protestas sociales», comentó el presidente boliviano, quien aclaró que los nuevos acuerdos suponen «la nacionalización sin indemnización (a las compañías petroleras) que exigían numerosos sectores sociales». Dos gobiernos anteriores el del liberal Gonzalo Sánchez de Lozada, en 2003, y el del progresista Carlos Mesa, en junio de 2005 fueron derrocados por su pésima gestión en la denominada «guerra del gas». Sánchez de Lozada, responsable de la privatización del sector tras su primer mandato presidencial (1993-1997) fue derribado por una revuelta popular de campesinos en la que jugó un importante papel el propio Evo Morales, líder de los cultivadores de coca y mineros, que fue violentamente reprimida, con un balance de al menos ochenta muertos. Entonces, los manifestantes estimaban que la privatización sólo beneficiaba a las compañías extranjeras, sin que el Estado ni la economía boliviana lograran ningún tipo de ventajas. El acuerdo alcanzado ahora con las multinacionales permitirá al Estado andino recuperar el control del gas en origen, con el objetivo de aumentar los recursos financieros destinados al desarrollo del país. «La próxima etapa es la industrialización», subraya Morales, quien prevé que se produzcan nuevas inversiones extranjeras en los complejos de licuefacción y transformación del gas natural. Por su parte, las empresas petroleras expresaron, a través de una nota de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos (CBH), su confianza en que los nuevos contratos «garantizarán la seguridad jurídica» que requiere el sector y que, según indicaron, «estaba en la incertidumbre en los últimos años».
La estatal YPFB controlará toda la producción
LA PAZ Las diez empresas que han firmado los nuevos convenios con la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) son: las brasileñas Petrobras-Bolivia y Petrobras Energía; la hispano-argentina Repsol YPF y su filial Andina; las británicas British Gas y Chaco (del grupo British Petroleum); las argentinas Pluspetrol y Matpetrol; la franco-belga TotalFinaElf y la estadounidense Vintage. Petrobras y Repsol, las últimas en firmar, controlaban el 47% y el 27%, respectivamente, del mercado boliviano del gas. El acuerdo prevé que las petroleras remitan a YPFB «toda su producción de hidrocarburos». A cambio, serán remuneradas, según las cláusulas de sus correspondientes contratos, por un valor comprendido entre el 18% y el 50% de las cantidades extraídas. La compañía pública nacional asumirá completamente la comercialización del gas, marcando los volúmenes y los precios de los productos tanto para el mercado interior como para la exportación. Relaciones «sin divorcio» con Brasil
Actualmente, Bolivia tiene una capacidad de producción de 35 millones de metros cúbicos diarios, que casi en su totalidad son exportados hacia Brasil, por Petrobras, y hacia Argentina, sobretodo a través de Repsol. El gas boliviano cubre la mitad de las necesidades energéticas de Brasil. De ahí que, tras la firma de los acuerdos, Evo Morales lanzara un mensaje de tranquilidad hacia el país vecino, donde ayer se celebraba la segunda ronda de la elección presidencial: «Estamos obligados con Brasil a vivir en un matrimonio sin divorcio, porque ambos nos necesitamos». -
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