Anadie se le escapa que el teletrabajo está cada vez más asentado en una parte de la población ocupada, sobre todo, a partir del avance experimentado por las tecnologías de la información y la comunicación. Dentro de la estrategia sobre seguridad y salud en el trabajo de la Unión Europea, el teletrabajo forma parte de las nuevas amenazas que tienen los empleados.

No hay estudios concretos y profundos sobre el efecto en la salud de esta modalidad de empleo, pero sí hay informes parciales que muestran como principales rasgos negativos el estrés, los trastornos musculoesqueléticos, las nuevas pautas de horario laboral y el efecto de aislamiento que produce, al estar alejado del resto de compañeros. Según los cálculos que ha elaborado el Instituto de Estudios de Empleo de GranBretaña, se espera que en el conjunto de la Unión Europea se rebase al final de esta década los 27,2 millones de trabajadores, lo que supone un auge importante y que generará nuevos daños y enfermedades profesionales.

Un rasgo esencial que destacan los teletrabajadores es la independencia y autonomía que ofrece, con lo que permite concentrar la actividad y organizarse de una manera diferente a la que puede aplicarse en la sede de la empresa. Sin embargo, esa situación genera ya unos efectos potencialmente negativos para la salud del trabajador.

Adaptarse al escenario

«El entorno sicológico y el nivel de estrés varían, por lo que hay que adaptarse a ese nuevo escenario para evitar que las ventajas del teletrabajo se tornen en desventajas irreversibles», indican los expertos. Así, el teletrabajador puede imponerse otros ritmos en la organización del trabajo que, al final, pueden suponer una sobrecarga.

«Trabajar durante muchas horas puede afectar negativamente a la salud, especialmente si el lugar de trabajo no reúne una serie de requisitos ergonómicos, luz, sonido y temperaturas adecuadas. También puede afectar por el hecho de ser tareas repetitivas», como indican los expertos.

Los expertos en prevención destacan, de todas formas, que, aunque pueda parecer lo contrario, el estrés es una de las patologías principales que puede sufrir el teletrabajador, sobre todo, si no tiene definidas «al detalle» las tareas que debe realizar. «En muchos casos la tensión que se genera sobre la falta de detalle del trabajo que debe realizar, el desconocimiento de los plazos de entrega y el descontrol que genera en el trabajador suponen los principales ingredientes para que surjan cuadros de ansiedad y de estrés».

Desde la Comisión Europea se recuerda, en este caso, que es responsabilidad del teletrabajador mantener en condiciones de seguridad y con medidas adecuadas de prevención el entorno laboral. Se debe prestar mucha atención a este tema, porque los datos del estudio concluyen que «la probabilidad de un entorno de trabajo mal diseñado y de una calidad ergonómica insuficiente de las unidades de visualización, como los ordenadores, la intensidad de la iluminación y la temperatura, son mayores en los hogares de los teletrabajadores que en entornos típicos de oficina, por regla general».

Las grandes empresas ya han creados sus propios mecanismos de teletrabajo. En teoría, se regulan todas las cuestiones que tienen que ver con la salud y la seguridad mediante controles sistemáticos y de seguridad bajo pautas de la empresa. En el estudio europeo se reconoce que, aunque el proceso está estandarizado en algunas de esas grandes compañías, los riesgos sobre la salud no desaparecen «con tener escrito un largo decálogo o informe sobre la prevención de riesgos entre la plantilla que trabajar desde el exterior a la empresa».

Los expertos consideran «necesario y elemental» que se someta a los teletrabajadores a evaluaciones periódicas de los riesgos atribuidos, en un principio, a este nuevo modelo de ocupación. -

BILBO