Este fin de semana, y por voluntad popular, Burlata ha sido la «capital» de toda Euskal Herria. Dos días en los que muchos caminos ­y no pocas sensibilidades­ llevaban a esa población navarra. En la tarde del 28 tuvo lugar la jornada de encuentro y reflexión abierta; espacio de participación para quienes quisieron conocer de cerca y arrimar el hombro en tan sugestivo auzolan. La mañana del 29 congregó a la Asamblea Nacional. En fin, un programa denso y, probablemente, el de mayor peso referencial de todo este fin de semana.

En Burlata acaba de colocarse una nueva pieza de este, todavía frágil, pero ya necesario ensamblaje. La aventura comenzó en el año 2003. Por recomendación de Udalbiltza, se constituyó un grupo de trabajo ­Foro de Debate Nacional­ para realizar un diagnóstico común de toda Euskal Herria. Pronto se constató que la resolución del conflicto era preocupación prioritaria y extendida en nuestra sociedad. No bastaba el diagnóstico, había que avanzar soluciones. En 2004, el Foro de Debate fijó las claves para una resolución justa: territorialidad, soberanía y derechos democráticos para todos. En aquel ambiente de diálogo, y tras dos años de acercamientos, tomó cuerpo una plataforma que vio la luz con el Aberri Eguna de 2005: el Acuerdo Democrático de Base. Se propuso, nada más y nada menos, que encontrar una salida al conflicto. Sus únicas herramientas, el deseo de aunar esfuerzos y un texto breve suscrito por casi sesenta organismos. Todo esto, en tiempos huracanados que azotan con violencia a la izquierda y también zarandean otras puertas. Aún con poco vigor, pero ya comienza a escucharse el «uno para todos y el todos para uno». Un día será realidad. Como también fraguarán las muchas iniciativas que están brotando en clave de construcción nacional: reunificación de Udalbiltza, impulso al euskera, currículum propio, marco vasco de relaciones laborales, defensa de Ama Lurra, plan específico de emigración, espacio comunicativo nacional, identidad cultural... Hubo que constituir Nazio Garapenerako Biltzarra, motor para coordinar y dinamizar estos proyectos. Y la Asamblea Na- cional, órgano máximo para aprobar planes anuales y evaluar resultados...

Va ganando impulso una pujante dinámica con la mirada puesta en Euskal Herria como proyecto global. Es la expresión de un pueblo que ha decidido tomar la iniciativa para irse reconstruyendo en todos sus ámbitos. Burlada ha sido el nuevo punto de encuentro de todas estas ilusiones y la invitación abierta a incorporar muchas más. -