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Gara > Idatzia > Iritzia > Gaurkoa 2006-10-30
Manuel F. Trillo - Profesor de Derecho
Libertad de expresión: libertad amputada

He oído las declaraciones de un acusado juzgado por haber escrito dos artículos en que menciona a varios individuos de distinta catadura, pero que tienen en común ser carceleros, y he aquí que el preso se queja del trato recibido y de la falta de delicadeza y de educación de los carceleros y de que durante tantos años le aplicaran el FIES ­quien quiera saber qué es esto que lo estudie por su cuenta, pues no tengo humor para referirlo aquí, y perdonen el desplante­.

¿Acaso no es comprensible que un preso se queje de la cárcel y de los carceleros? ¿Acaso no se queja el esclavo de lo cruel que es su amo? ¿Acaso no se queja el amo de tener que tratar con el esclavo? Todos nos quejamos, y unos pueden decirlo en voz baja, pero otros pueden gritarlo y decirlo a los cuatro vientos. ¿Acaso los carceleros no se quejan de sus condiciones de vida y de que su trabajo es penoso? Pero es curioso, a quien ha escrito dos artículos mencionando a sus carceleros lo juzgan por mencionarlos. Y digo yo, si se me ocurriera mencionar a mi jefe ¿también me juzgarían? Acaso publicar que mi jefe, mi mandamás, el carcelero, o la madre que me parió, es un canalla que traicionó incluso los ideales de su hermano, ¿sería objeto de causa penal?

He oído con mucha atención el testimonio de Iñaki de Juana Chaos. El tono era el de alguien que ya está cansado de tanta inquina, y el de alguien que sabe que es un símbolo en el combate personal y colectivo que le llevó a la cárcel más de 20 años. Los argumentos eran tan contundentes que podríase decir que eran inatacables. Incluso le has confesado al fiscal que serías escritor, pero el fiscal no te ha dicho lo que sería él dentro de dos años. Esas preguntas son técnicamente irrelevantes, pero has sido amable y hasta se lo has dicho con buen tono (que conste que si me lo preguntara a mí ya se puede imaginar el fiscal lo que le contestaría, eso, exactamente lo mismo que si yo se lo preguntara a él).

Iñaki, los del Foro de Ermua tienen razón en una cosa: has adelgazado (por eso llevaban bocadillos de jamón, a ver si pillabas uno), así que yo les recomiendo la misma dieta de 63 días de huelga de hambre a los que se manifestaron el 27 de octubre ante la Audiencia Nacional, que, por cierto, impidieron el ejercicio del derecho fundamental de libre circulación durante más de una hora y no fueron reprimidos por las fuerzas de orden público, y para colmo llevaban el «aguilucho» ­la bandera franquista­.

A mí me cuesta mucho aceptar una cosa: el doble rasero. Pues enfrente había simpatizantes de Batasuna, si éstos hubieran cortado la calle Génova, la Policía ¿hubiera tenido los mismos miramientos? Ahora me dirijo a ti, María Teresa; me dirijo a ti porque sé que no transiges con los dobles raseros, ¿qué ha pasado para que dejéis que los del «aguilucho» (Foro de Ermua y AVT) limiten mi derecho a la libre circulación? ¿Acaso no es un derecho fundamental?

Sólo tengo una simpatía: el Derecho. Lo demás me trae al pairo. Pues debe de saberse que quien comete crímenes paga con años de cárcel el crimen cometido, pero no puedo soportar que se burlen de mí usando y abusando del Derecho según el color ideológico de los que lo vulneran. Si mañana impidiera durante una hora que circularan los vehículos por esa arteria ¿tú, María Teresa, me defenderías? Porque resulta que nadie ha sido encausado por esta desgraciada aventura de los militantes del Foro de Ermua y de la AVT (repito, «aguilucho» incluido).

Hay algo que me ha llamado la atención sobremanera en ese juicio a la libertad de expresión. Me ha llamado la atención porque nada tenía que ver ­desde el punto vista técnico­ con lo que se estaba juzgando, y es la pregunta que en un momento determinado hace el fiscal al reo. «¿Si saliera de la cárcel, a qué se dedicaría?». Pero fiscal, fiscal, ¿tan bajo has caído? Tú sabes que ésa no es la causa del juicio, pues aquí se ventila una cuestión ­la publicación de dos artículos en que según la extrema derecha política y jurídica hay integración en banda armada y amenazas terroristas­ y tú le preguntas sobre algo que pertenece al futuro. Fiscal Burgos, dime una cosa, ¿tú sabes lo que será de ti dentro de tres días? Voy un poco más lejos: fiscal, ¿tú le haces esa pregunta a los violadores, a los pederastas ­por ejemplo a Marcial Maciel­, a los maltratadores de mujeres, a los corruptos, a los narcos...?

He visto parte del juicio a Iñaki de Juana, y he visto también que han dejado entrar a dos individuos en la sala para proferir amenazas; que conste que no me parece mal la venganza de sangre, pero que tuvieran acceso como público esos sujetos y no se deje entrar como público a los amigos del reo me parece un despropósito. Dicho de un modo muy suave, es una tomadura de pelo, y dicho de modo primario, sería así: «mi perro es joven/ y tiene ya los huevos negros... yo soy más viejo» (Décimo Universal, “Perro Pulgas”). Me quedé absolutamente perplejo cuando oigo al magistrado decir que se les tome la identidad, y que se les acusará de desórdenes; por favor, pero si ambos han proferido amenazas de muerte, «mírame, porque será lo último que verás en tu vida», ante un tribunal, y no es un delito privado; por tanto, juez y fiscal deben actuar en consecuencia. Hagan su trabajo. Si esa frase la hubiera pronunciado el acusado en sus artículos ¿cuál sería la deducción del fiscal y del magistrado? No recuerdo cuál es el nombre de esos grotescos amenazadores ante el tribunal, lo siento, pero eso es lo de menos, que me disculpen, aunque supongo que ellos no piden disculpas nunca, pues alguno de ellos ha sido condenado por actos que son asquerosos para la sociedad y que nada tiene que ver con lo que dicen defender (¿tráfico de drogas?).

La libertad de expresión se está juzgando en la Audiencia Nacional, lo saben los operadores jurídicos, lo saben los avisados, por más que se quiera confundir a la población ­ignorante de lo que se está ventilando­, es la libertad de poder decir que este o aquel fulano es un indeseable. Por eso, esta no es una causa baladí, están en juego los derechos fundamentales (art. 20).

No sé aún cuál es la resolución, la sentencia, pero no puedo concebir otra que la absolución, pues dos artículos no son pistolas, y las palabras no son balas. Espero que el magistrado sepa hacer cumplir las leyes. De otro modo caería sobre él una gran indignidad. -


 
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