BELGRADO
La participación en el referéndum sobre la nueva Constitución de Serbia logró superar por los pelos el requerido 50% del electorado, tras una larga jornada de incertidumbre. Según datos de la organización no gubernamental Centro para las Elecciones Libres y la Democracia (CESID), a las 19.00 horas, una hora antes del cierre de las urnas, se registró una asistencia del 50%.
Para que la nueva Constitución pueda ser promulgada, es necesario que obtenga el apoyo de más del 50% del censo electoral de 6,6 millones de personas en este referéndum.
Pese a la agresiva campaña en defensa del «sí» y aunque el Gobierno trató de asegurar la participación extendiendo a dos días la votación, los datos de participación parciales encendieron todas las luces rojas en la clase política serbia.
Tanto es así que todos los pesos pesados de la política de Serbia se pasaron por el arco del triunfo la prohibición de hacer propaganda y, entrada la tarde de ayer, llamaron a la población a acurdir a las urnas.
El primer ministro serbio, Vojislav Kostunica, advertía ayer consecuencias «imprevisibles» si la nueva ley fundamental no obtiene el respaldo en el referéndum, informó la televisión pública RTS.
El presidente serbio, Boris Tadic, también pidió a los ciudadanos «dar su sí por Serbia, por una vida mejor de todos los ciudadanos», para animar a los votantes a acudir a los colegios electorales antes del cierre de las urnas a las 20.00 horas.
También el líder de la principal formación del país, el opositor y panserbio Partido Radical Serbio (SRS), Tomislav Nikolic, pidió en la tarde de ayer a los miembros y simpatizantes de ese partido dar su voto a la Constitución al asegurar que un eventual fracaso del referéndum «sería catastrófico para Serbia».
«Alegría de los separatistas»
«Sólo los separatistas albaneses y sus mentores políticos se alegrarían del fracaso del referéndum», declaró Nikolic.El punto central de la nueva Constitución es la definición unilateral por parte del texto de Kosovo como «parte integrante» de Serbia. Al enclave se le promete, en todo caso, una «autonomía sustancial». Este intento de condicionar a priori las conversaciones sobre el futuro estatus de Kosovo ha unido a prácticamente todo el espectro político serbio, incluidos los «socialistas» de Milosevic.
Y el SOS unionista provocó un sensible aumento de la afluencia a las urnas en las últimas horas.
Provocó también, como denunció el CESID, un «aumento del nerviosismo» y denuncias sobre «serias irregularidades».
Esta ONG denunció que se permitió a electores votar varias veces y que se pasó por alto la exigencia de previa identificación con el documento de identidad antes de votar. Grupos opositores y defensores de los derechos humanos ya han denunciado irregularidades durante la campaña electoral.
Donde no hubo problemas de quorum fue entre la minoría serbia en Kosovo, donde la participación superó ampliamente la registrada en Serbia.
Los unionistas serbios ven en esta Constitución su última ooportunidad para evitar su futuro como minorías en un Kosovo libre e independiente.
BUJANOVAC
Solidarios con los albano-kosovares, los albaneses del sur de Serbia se sumaron al boicot al referéndum anexionista de Belgrado.
Las urnas en Veliki Trnovac, una localidad cercana de Bujanovac principal centro poblacional de la región, conocida como el valle de Presevo estaban completamente vacías ayer, segundo día de la consulta.
«Ninguno de los 1.500 inscritos ha venido a votar», confirmó un responsable del escrutinio. «Espero al menos que el alcalde venga, aunque es de etnia albanesa», suspiraba.
El valle de Presevo fue escenario en 2000 y 2001 de un levantamiento armado contra Serbia, liderado por la guerrilla del Ejército de Liberación de Presevo, Medvedja y Bujanovac.
«Hay que tener en cuenta que nosotros consideramos Kosovo como nuestra patria. No podemos hacer otra cosa que desear un nuevo estatus para Kosovo que responda a los deseos de sus habitantes», recuerda Lufti Aliu, un taxista de Bujanovac.
«Sí, es cuerto que estamos separados de Kosovo, pero es inexplicable que Belgrado haya creido que nosotros íbamos a avalar un proyecto que está siendo boicoteado por los albaneses de Kosovo», coincide Amir Ebibi, un joven de Velici Trnovac.
Kosovo y el valle de Presevo están separados por una frontera oficial y administrativa.
Desde la capital kosovar, Rhaman Hasani, jubilado, insiste en que «los tiempos en los que Belgrado decidía el futuro de Kosovo y maltrataba a los albaneses ya se fueron. Queremos gobernarnos nosotros mismos».
