CHESTE

En la quinta vuelta, la misma en la que Dani Pedrosa se llevó por delante a su compañero de equipo, Nicky Hayden, en el anterior Gran Premio, el de Portugal, ayer, en Valencia, se cayó su máximo rival y candidato al título, Valentino Rossi. Todo estaba dispuesto para que el astro italiano se alzara con su octavo título mundial: ocho puntos de diferencia, un circuito donde ha ganado dos veces, la afición de su parte, el primer tiempo en los entrenamientos oficiales y la puesta a punto de su Yamaha. Pero falló él, el ser humano.

Ayer, en el circuito Ricardo Tormo, de Cheste, se cayó el que nunca se cae, el piloto casi perfecto, uno de los mejores de la historia del motociclismo, y puso en bandeja el título a un humilde chico nacido en Owensboro, en Kentucky, en 1981, que tenía todo en contra.

El piloto australiano de Ducati, Troy Bayliss, doble campeón del mundo de superbikes, sustituía al español Sete Gibernau, lesionado en una clavícula desde su caída en el Gran Premio de Portugal, se impuso en Valencia y vivió una jornada de gloria en su única carrera del Mundial este año. Bayliss pilotó ese modelo de Ducati en la última carrera de esta moto, que el mismo comenzó a desarrollar hace más de tres años.

Pero lo importante no estuvo en la cabeza, sino en las motos 69 y 46, la de Hayden y la de Rossi, respectivamente. Tras la caída, el italiano se subió de nuevo en su Yamaha, pero los 24 segundos y los 20 pilotos que tenía fueron mucho para la estrella de Tavullia.

Hayden, al conocer la caída de Rossi, cuando luchaba con los dos pilotos de Ducati, la del australiano y la del italiano Loris Capirossi, ralentizó su marcha, conservador y la jugada le salió bien. La carrera estaba vista, el título también. Pedrosa fue cuarto y Toni Elías (Honda), que con su victoria por dos milésimas en Estoril quitó cinco puntos a Rossi que ayer le hubieran dado el título, fue sexto.

Con dos grandes premios, el de Holanda y los Estados Unidos, ganados esta temporada, por cinco del italiano, Qatar, Italia, Cataluña, Alemania y Malasia, el piloto de Kentucky se proclamó campeón mundial.