BILBO

En la penúltima jornada del juicio que se celebra en la Audiencia de Bizkaia, los forenses destacaron que las pruebas del pelo, la orina y la sangre realizadas a Felipe Ardanza no pudieron acreditar, al no haber podido ser practicadas en las primeras horas que siguieron al crimen, que apuñalara a la víctima bajo los efectos del alcohol. Sin embargo, los análisis demostraron que, antes de matar a Ofelia en su propio domicilio y en presencia de sus dos hijos, el imputado no había tomado speed u otro tipo de anfetaminas, tal y como él mismo sostuvo ante la juez el pasado lunes, durante la primera jornada del juicio, en la que declaró que también había ingerido una gran cantidad de alcohol.

Los forenses descartaron que en el momento del apuñalamiento el inculpado padeciera una falta de memoria total y manifestaron que, en cualquier caso, pudo tener «mínimamente alteradas» sus facultades mentales. Observaron que cometió actos que desde un punto de vista objetivo fueron realizados de forma «lúcida», como esconder el puñal en una jardinera o no entrar en la pizzería en la que se refugió Ofelia cuando huyó de su casa tras ser herida de muerte.

Aseguraron que el impulso de matar a Ofelia podría haber sido «más comprensible» desde el punto de vista de su cuadro clínico si el imputado recordara un estímulo «nuevo y desencadenante» en las horas previas a la agresión que le hubiera producido una situación de tensión e ira que le llevara a apuñalar a la víctima. Sin embargo, recordaron que, en las entrevistas que le realizaron el 17 de enero y el 16 de febrero, este vecino de Durango no citó ningún episodio concreto que le indujera a comportarse de forma violenta. Por ello, recalcaron que el hombre podría haber matado a Ofelia «de forma premeditada».

Escoltas en Nafarroa